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En la década de 1960 se iniciaron nuevos estilos y movimientos. Algunos pintores se mantuvieron en el estilo de la abstracción, como los seguidores del Op art (abreviación de Arte óptico, en inglés), que consistía en producir ilusiones ópticas. Uno de sus representantes fue Víctor Vasarely.

Por otro lado, el color era el centro de interés para los pintores que seguían el estilo hard edge (época difícil), como Frank Stella, Kenneth Noland y Ellsworth Kelly. Sus cuadros en realidad eran puro color, y donde se terminaba este, acababa el cuadro. El caso de Noland es especial, porque también se le conoce como uno de los líderes del arte minimalista, que se desarrolló bajo el amparo del expresionismo abstracto, aunque está estrechamente ligado con el hard edge en su idea de mínima expresión. En el minimalismo la pintura se reducía a simples formas geométricas, motivos rítmicos o colores lisos.

El nuevo realismo

A comienzos de los años ‘60, dentro de la corriente llamada nuevo realismo, algunos pintores comenzaron a incorporar objetos reales en sus cuadros, como las esponjas que Yves Klein introducía en sus trabajos. O Lucio Fontana, quien llevó este concepto hasta el extremo de que, con un cuchillo hizo pequeños cortes a los lienzos de sus cuadros, de tal manera que se ve la oscuridad que se encuentra entre el cuadro y la pared. Así, la realidad había ingresado físicamente en el arte, y sirvió de antecedente al Pop art, en que la diferencia entre la obra de arte y los objetos de uso cotidiano tiende a ser nula.