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La telenovela es una obra melodramática, de ficción (en mayor o menor grado), de tono marcadamente sentimental, de duración limitada (se termina cuando el conflicto central ha sido resuelto en forma satisfactoria), transmitida en episodios seriados por televisión. Es heredera directa del folletín (por su forma seriada), de la novela por entregas, de la radionovela y de la fotonovela. Y ha heredado también de estos géneros sus temáticas y personajes. Su soporte es la voz y la imagen. En España se las conoce como culebrones, y en Estados Unidos como soap ópera, porque el auspiciador de la primera emitida fue un fabricante de jabón (soap).

Telenovelas de última generación

En los últimos años se ha producido una significativa renovación de este género, sobre todo en Brasil y Chile. La nueva telenovela ha diversificado su temática; sus personajes ya no son malos o buenos en términos absolutos; son seres humanos complejos y se explora su mundo interior. En las últimas teleseries chilenas existe un eco -casual o buscado- de obras pertenecientes a la literatura culta. En La fiera lo fue de La fierecilla domada, de Shakespeare; en Romané, de Otelo, del mismo autor (Melquíades sería Otelo, y el gitano Drago, su Yago) y de La visita de la vieja dama, de Friedrich Dürrenmatt; en Amores de mercado, de Príncipe y mendigo (de Mark Twain) y el tema del intercambio de roles. Han incorporado temáticas que, en alguna forma, tocan la realidad social chilena desde distintos ámbitos históricos, geográficos y sociológicos, como en Pampa Ilusión, La fiera y El circo de las Montini. Asimismo, los diferentes papeles han sido entregados a actores de sobresaliente desempeño en el teatro.

¿La literatura del futuro?

Algunos de los autores de literatura de masas con más éxito en el mundo han comenzado a usar un nuevo soporte para la difusión de sus creaciones: la computación.

En fecha reciente el prolífico rey del terror, Stephen King, se convirtió en el primer escritor de masas en lanzar un relato electrónico a través de las grandes tiendas de internet. Riding the Bullett vendió 400.000 «ejemplares» en solo 24 horas, seis veces más de lo que acostumbra vender cualquiera de sus novelas en su primer día en las librerías. Sin embargo, como probablemente muchos más la obtuvieron (la bajaron) sin pagar un peso, en su siguiente experimento King desconfió de los sistemas de protección anticopia, y prefirió hacer un llamado al sentido del honor de los internautas.

Con The plant (La planta), la historia por entregas que el novelista lanzó luego de Riding the Bullet, King desarrolló una curiosa modalidad de pago. Los primero capítulos podrían descargarse libremente desde el computador, pero si al menos el 75 por ciento de los lectores no «elegían» pagar al autor, la publicación se interrumpiría antes de llegar al final. Cumplió su amenaza: aunque el experimento empezó bien, a alturas del sexto capítulo solo el 46 por ciento de los que bajaron el texto había cancelado, y King decidió dejar reposar la historia al menos durante un par de años. No obstante, considera que la experiencia ha resultado un éxito. «Lo que nadie ha entendido es que La Planta no es un libro, porque, a diferencia de estos, su coste de publicación ha sido inexistente».

El potencial de beneficio posible es ilimitado. En España, Arturo Pérez-Reverte -el novelista más vendido del mercado editorial español- se animó a seguir los pasos de King y puso en la red la novela El oro del rey, un mes antes de que llegase a las librerías. Despreocupado por completo por el pirateo de su obra, Pérez-Reverte despachó miles de copias virtuales de la novela antes de que la edición en papel subiera a la cima de las listas de libros más vendidos.

Estamos, entonces, frente a la última etapa de un proceso evolutivo en la creación literaria que se inició, hace miles de años, con la voz humana. ¿Qué crees que vendrá después?