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Todos los seres humanos, animales y plantas necesitan energía para sus procesos vitales. Así como el ser humano necesita de una buena alimentación, además de vitaminas para obtener energía, las plantas verdes utilizan la energía del SOL para subsistir. A partir del sol, fabrican su propio alimento, por eso se les llaman organismos productores, porque producen su propio alimento.

Mediante la luz, las plantas realizan la fotosíntesis que les permite generar el alimento necesario para sobrevivir.

La maravillosa fotosíntesis

Como te contábamos, todas las plantas verdes realizan un proceso llamado fotosíntesis que consiste en transformar la energía solar en energía química. Este proceso se realiza de la siguiente manera: las hojas de las plantas tienen unos poros por donde penetran los gases de la atmósfera. Uno de estos gases es el dióxido de carbono (CO2), que dentro de las células de la planta se combina con el agua (H2O), forma almidones y libera el oxígeno (O2) que todos los seres vivos necesitamos.

Estas reacciones químicas necesitan de la energía lumínica (proveniente del Sol), la que es captada por una compleja molécula orgánica de color verde llamada clorofila y utilizada en el fenómeno de fotosíntesis. El almidón producido circula o se almacena, y es utilizado por la planta para su desarrollo, crecimiento y reproducción.

El proceso de fotosíntesis es de gran importancia, ya que gracias a él no sólo pueden existir las plantas, primeros protagonistas de la cadena alimenticia, sino que toda la vida en el planeta.

Fototropismo y fotoperiodicidad

En el desarrollo y crecimiento de las plantas intervienen también varios factores externos, que con frecuencia actúan junto con las hormonas. Un tipo importante de respuesta a estímulos externos son los llamados tropismos, que determinan el cambio de la dirección de crecimiento de la planta. Son ejemplos el fototropismo, o inclinación del tallo hacia la luz; y el geotropismo, o respuesta del tallo y la raíz a la gravedad. Los tallos presentan geotropismo negativo, pues crecen hacia arriba, mientras que las raíces lo presentan positivo, y crecen hacia abajo.

La fotoperiodicidad, o respuesta a los ciclos de luz y oscuridad, tiene especial importancia en la determinación del inicio de la floración; así, ciertas plantas son propias de días cortos, y sólo florecen cuando el periodo de luz es inferior a cierto valor. En el complejo inicio de la floración intervienen también otras variables, tanto internas (la edad de la planta, por ejemplo), como externas (la temperatura).

Adaptaciones vegetales

A excepción de la vegetación emergente (los árboles más altos y que sobresalen), la mayoría de los árboles, plantas, hierbas y arbustos de los bosques tropicales deben competir por la luz que necesitan para sobrevivir.

Este factor condiciona todo desarrollo vegetal, influyendo directamente en la aparición de conductas y estructuras que facilitan la captación de la radiación solar.

Muchas de las plantas que habitan por debajo de la bóveda forestal no reciben una cantidad suficiente de luz, por lo que están adaptadas a vivir en la sombra. Por ejemplo, la Oreja de elefante (Alocasia korthalsii) tiene enormes hojas que facilitan la captación de los tenues rayos solares que traspasan la bóveda forestal. Incluso, debajo de cada hoja posee una capa de color púrpura que refleja la luz. Así, también hay otros vegetales que crecen entre los árboles y parasitan de ellos, absorbiendo sus nutrientes y agua.

Otro interesante comportamiento es el que tienen aquellos organismos que no se aprovechan de su huésped pero sí los utilizan para escalar hacia la luz. Estos dependen de los árboles de mayor altura para su soporte, ya que la mayoría es incapaz de sostenerse de forma vertical después de que han alcanzado cierta altura. En esta situación están las plantas trepadoras, como las lianas, que poseen tallos semejantes a cordones o cable que se retuercen alrededor de sus apoyos, alcanzando y extendiéndose por la copa de los árboles.

Las plantas epífitas, por ejemplo, se caracterizan por desarrollarse y crecer sobre otras plantas para así captar mayor cantidad de luz.

En cambio, existen otras especies vegetales adaptadas a los ambientes sombríos, como las umbrófilas. A estas plantas les perjudica el exceso de luz solar y viven o se adaptan a medios que durante un tiempo prolongado, debido a su orientación, permanecen a la sombra.


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