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INDICE

Nació en Barcelona, España, en 1704. La nobleza estaba presente en su familia, pues sus padres fueron José Amat y Planella, Marqués de Castell Bell, y María Junient y Vergas, Marquesa de Castell Manyá. Él mismo fue Caballero de la Órden de San Juan.

Como muchos otros jóvenes nobles, Manuel de Amat y Junient abrazó la carrera de las armas a edad muy temprana. En 1715, con 11 años de edad, ya participaba en las tropas reales que combatían a los rebeldes de Cataluña, y cuatro años más tarde (1719) luchó contra las fuerzas francesas en Aragón. Su valor militar le valió ir ascendiendo hasta obtener el grado de mariscal de campo.

En 1754, fue nombrado Gobernador de Chile, cargo del que tomó posesión en 1755 y que ejerció hasta 1761, cuando fue promovido a Virrey del Perú (1761-1766). Habiendo terminado su período, Amat se trasladó a Barcelona, donde murió en 1790, sin dejar descendencia.

Los parlamentos

Luego de hacerse cargo de la gobernación de Chile y de realizar varias tareas administrativas en la Zona Central del país, Amat realizó una visita inspectiva a la frontera de Arauco, celebrando un parlamento con los indígenas en el Salto del Laja. La finalidad de esta iniciativa era implementar un sistema de comunicaciones terrestres entre Concepción y Chiloé, lo que implicaba pasar por distintos territorios ocupados por comunidades indígenas.

En Concepción, algunos caciques se comprometieron -aunque sus palabras dejaron algunas dudas en el ánimo del Gobernador-, a colaborar en el proyecto, que contemplaba el desplazamiento simultáneo de dos expediciones, una desde Concepción y la otra desde Chiloé, las que recabarían informaciones geográficas en terreno.

Sin embargo, la columna que había partido de Concepción fue atacada y debió replegarse a Valdivia. Este hecho hizo fracasar la iniciativa (1759) y para tranquilizar los ánimos, Amat convocó a otro parlamento, que esta vez se realizó en la misma capital del Reino (febrero de 1760). Acudieron alrededor de 30 caciques, cuya presencia causó gran impresión entre los vecinos debido a sus coloridos atuendos y a la comitiva que les acompañaba. La reunión tuvo un éxito relativo, pues los jefes indígenas lograron que varios grupos mapuches, pero no la totalidad, depusieran las armas.

Adelantos y el orden público

Amat y Junient se destacó por sus preocupaciones en pro del adelanto del Reino. Así, fundó los fuertes de Santa Bárbara y las villas de Talcamávida, Hualqui y Nacimiento. En Santiago, decidió prolongar los tajamares del río Mapocho y, procurando el hermoseamiento de la ciudad, suprimió los puestos que algunos comerciantes tenían en la Plaza de Armas.

Una de sus más grandes atenciones fue la mantención del orden público y de la seguridad ciudadana, amenazadas por el accionar de los delincuentes que cometían tropelías de todo tipo y que contaban, tal vez sin quererlo, con la colaboración inconciente de los ciudadanos.

Por ejemplo, en 1758, cuando se preparaba la ejecución de varios delincuentes en la plaza pública, uno de ellos, llamado Pascual de Castro, logró fugarse. Fue auxiliado por varios frailes dominicos que lo trasladaron hasta la iglesia Catedral, recinto donde de acuerdo a las leyes, gozaría del derecho de asilo sin que las autoridades pudieran sacarlo por la fuerza.

En septiembre del mismo año, un numeroso grupo de reclusos se amotinó en la cárcel de Santiago. Al enterarse de los hechos, Amat decidió concurrir personalmente al lugar y fue recibido con piedras, por lo que tuvo que reunir a las tropas y entrar al lugar por la fuerza.

Situaciones como estas, y la proliferación de todo tipo de hechos delictuales, llevaron al Gobernador a establecer la compañía de Dragones de la Reina dedicada a perseguir y detener a los malhechores, contra quienes procedió drásticamente, aplicándoles todo el rigor de la ley.

Virrey del Perú

En 1761, Amat y Junient dejó la Gobernación de Chile, pues fue ascendido a teniente general y nombrado Virrey del Perú. Este cargo lo desempeñó hasta 1766. En su nuevo puesto, se caracterizó por las medidas militares que adoptó, debido a la guerra que por esos años España sostenía con Gran Bretaña: ordenó la permanente vigilancia sobre el litoral peruano; aceleró los trabajos que se realizaban en el Real Felipe -la fortaleza del Callao- invirtiendo en ello más de 2 millones de pesos; y apertrechó militarmente a las plazas de Chiloé, Valdivia, Valparaíso, Guayaquil, Portobelo y Cartagena de Indias. En otros aspectos, se preocupó del orden público, inauguró la Plaza de Toros de Acho e inició la construcción de varias obras públicas.

En Lima, hicieron fama los amores de Amat y «La Perricholi», una bailarina mestiza llamada Micaela Villegas, conocida por su gracia y belleza, atributos con los que cautivó al ya sesentón Virrey, causando múltiples chismes y comentarios en las tertulias limeñas.


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