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El italiano Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, en la localidad de Aquino, cerca de la ciudad de Nápoles, el año 1225. Fue el séptimo y último hijo varón de una familia de doce hijos. Descendía de los condes de Aquino, que estaban emparentados con los reyes de Francia, Castilla y Aragón.

A los cinco años fue enviado a estudiar al monasterio benedictino, orden fundada por San Benito en el siglo VI, de Montecassino.

El año 1239 ingresó a la Universidad de Nápoles, para estudiar artes y teología, donde Pedro el Irlandés le enseñó la filosofía aristotélica y también tuvo contacto con la orden de los dominicos fundada en 1216, por Santo Domingo de Guzmán.

En 1243, pese a lo que esperaba su familia (que deseaba que fuera benedictino), decidió ingresar a la orden dominica. Pero su madre, después de dos intentos fallidos de sacarlo del monasterio, logró que se autorizara su arresto. Sus hermanos, que eran oficiales del ejército imperial, lo capturaron cuando viajaba a París y lo encerraron por casi dos años. Pero no cambió de opinión y en 1245 se reintegró a la orden de Santo Domingo.

Se instaló en París, donde retomó sus estudios de arte y teología, esta vez bajo la dirección de Alberto Magno. El año 1248, ambos se fueron a Colonia (Alemania). En esa ciudad estudió, tradujo y corrigió la obra de Aristóteles (filósofo griego 384-322 a.C., su obra es de las más influyentes de la antigüedad).

En 1252, volvió a París, donde se desempeñó como maestro de teología, cargo que también ejerció en numerosas ciudades italianas.

En 1256, obtuvo su doctorado en teología y comenzó a dar clases en la universidad.

En 1259, se trasladó a Roma, desempeñándose como profesor y asesor de la Curia (ocupada del gobierno de la Iglesia católica). El papa Urbano IV le encargó la reorganización de las enseñanzas de los dominicos. Siguió corrigiendo los textos de Aristóteles y escribiendo.

En 1269, volvió a Francia a hacer clases en la universidad de París y a enfrentar a los “averroístas”. Estos seguían la interpretación que hizo el pensador árabe Averroes de Aristóteles. Ponían en duda algunas tesis esenciales del pensamiento cristiano, como la divina providencia, la inmortalidad del alma y el concepto de verdad.

En 1272 volvió a Nápoles. Un año después, cuando se dirigía al II Concilio de Lyon, sufrió un accidente, que le provocó una enfermedad de la que murió en el monasterio cisterciense de Fossanova, cerca de Terracina, Lacio, Estados Pontificios, el 7 de marzo del año 1274.

Su canonización fue aprobada por el papa Juan XXII en 1323, a petición de los dominicos, convirtiéndose en Santo Tomás de Aquino.

Dos siglos más tarde, fue nombrado doctor Angelicus de la Iglesia católica por el papa Pío V (1567). En 1880 fue declarado patrono de las universidades y centros de estudios católicos.

Su obra

Se dice que los escritos de Santo Tomás de Aquino constituyen el momento cumbre de la filosofía escolástica y que son la sistematización clásica de la teología católica romana.

Sus primeros escritos, Sobre el ente y la esencia y Sobre la verdad , reflejaban su deseo de mostrar la necesaria concordancia entre teología y filosofía, y su admiración por el pensamiento de Aristóteles.

Sus principales obras Summa contra gentiles (1258-1264) y Summa theologica (1265-1273), la más famosa -con 14 tomos-, explican las enseñanzas católicas basándose en los textos bíblicos, la filosofía, la teología y la doctrina de los santos. Estos dos textos que sintetizan su doctrina son consideradas piezas fundamentales para la filosofía escolástica.

Otros de sus textos son Comentarios, sobre Aristóteles, Libro de las Sentencias, sobre Pedro Lombardo, Quaestiones disputatae, Quaestiones quodlibetales, Comentario al Liber de causis, Comentario a Boecio y Summa de veritate fidei catholicae contra gentiles.

Sus postulados

La filosofía de Santo Tomás, el tomismo, provocó la oposición de otros teólogos durante un largo tiempo, porque lo consideraban demasiado racionalista. Sin embargo, llegó a convertirse en la fuente de inspiración más importante del pensamiento católico.

Retomó las ideas aristotélicas sobre el alma, el mundo y el hombre, entre otros, y las reelaboró desde un punto de vista cristiano.

El problema central de su pensamiento era la relación entre la razón y la fe. Sostuvo que la razón es un atributo otorgado al hombre por Dios. Por otra parte, señaló que aceptando como cierta la religión revelada y todos sus contenidos, la filosofía y el conocimiento humano pueden probar y dar por ciertos los dogmas de la fe, entre ellos el principal: la existencia de Dios.

Santo Tomás, además, planteaba que la filosofía y la teología son distintas y armónicas al mismo tiempo, ya que si bien el estudio filosófico no puede reducirse a criterios teológicos, el conocimiento racional conduce necesariamente a las verdades del dogma (verdades en las que se cree por fe).

Rechaza la teoría agustiniana de la iluminación divina y postula que es posible llegar a la idea de Dios, a partir de la razón y de la abstracción de sus cualidades materiales e individuales.

La libertad de elección o libre albedrío es el eje de su ética y contradice la teoría de la predestinación. El libre albedrío, que se asienta en la razón, hace del hombre un ser responsable de sus actos ante Dios y los hombres.

La escolástica

Producción filosófica, teológica y científica de la Edad Media, enseñada en las universidades y escuelas eclesiásticas. Se caracteriza por buscar la verdad acerca de la esencia divina, tratando de fundamentar y desarrollar la doctrina de la Iglesia católica como sistema científico, a través del análisis de la lógica del pensamiento. Como método principal, usa la argumentación silogística, y se basa en la lectura de autores clásicos, en especial de Aristóteles (384-322 a.C.).

El silogismo es un método de razonamiento que consta de tres proposiciones; la última o conclusión se deduce de las dos anteriores o proposiciones. Por ejemplo: «todo animal es mortal; todo hombre es animal; luego, todo hombre es mortal». Sus principales representantes fueron Alberto Magno (1200-1280) y Santo Tomás de Aquino. Pero también figuran Escoto Erígena, San Anselmo, Guillermo de Champeaux, Abelardo, Pedro Lombardo, Duns Escoto, San Buenaventura, Bacon, Raimundo Lulio y Guillermo de Occam.

Teoría agustiniana

San Agustín (354-430) seguía las ideas de Platón (filósofo griego que vivió entre el 384-322 a.C., discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles), en especial sus teorías del alma y la revelación cristiana.

La principal diferencia entre San Agustín y Santo Tomás es el llamado «voluntarismo» de la doctrina agustiniana, que plantea que la voluntad prevalece sobre el entendimiento. Mientras que para Santo Tomás es el conocimiento el que predomina sobre la acción.


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