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Nació en Cantalapiedra, un poblado cercano a Salamanca, España, en 1530 y murió en Angol en 1595. Sus padres fueron Francisco Martínez Nieto y Ana Bernal del Mercado. De su infancia y adolescencia no se conocen mayores antecedentes.

Se sabe que viajó a América en 1541 junto al Virrey del Perú Blasco Núñez Vela y que ocho o nueve años más tarde arribó a Chile proveniente de Potosí, trayendo sus propias armas, caballos y esclavos, hecho que permite sostener que gozaba de una buena posición económica.

Una vez en Chile, como todo militar que arribaba a estas tierras, Lorenzo Bernal del Mercado se incorporó a las huestes que luchaban en el Sur y se encontró presente en la fundación de las ciudades de La Imperial, Valdivia y Villarrica. Luego, Pedro de Valdivia le encomendó encargarse de la defensa de la recién fundada ciudad del río Calle-Calle, donde le entregó una encomienda de indígenas en la que Bernal del Mercado empezó a basar su fortuna personal. Durante un año y medio permaneció en aquel poblado, dedicándose a las labores propias de un encomendero.

Pero su destino era convertirse en uno de los pilares de España en la Guerra de Arauco: la experiencia obtenida en ella le permitió ganar un amplio prestigio militar que, incluso siendo ya un veterano, le valió ser consultado por el Gobernador Martín García Oñez de Loyola sobre el curso de acción que se debía tomar en el conflicto.

Inicia su carrera en las armas

Al producirse el primer levantamiento general de los mapuche (1553) y morir Valdivia, Lorenzo Bernal del Mercado inició una larga carrera militar. En esa oportunidad participó, bajo las órdenes de Francisco de Villagra, en las campañas de defensa de los distintos poblados españoles -esta vez contra el ataque encabezado por Lautaro-, cosa que también hizo durante los gobiernos de García Hurtado de Mendoza y Francisco de Villagra.

Este último le encargó la pacificación -o sometimiento- de los indígenas de Purén, debiendo partir en auxilio de Cañete y del Fuerte de Arauco. Para cumplir esta misión debió atravesar los territorios de Tucapel y Arauco, enfrentando las hostilidades de sus habitantes aborígenes.

Durante el gobierno de Pedro de Villagra (1563-1564) se le ordenó dirigir la despoblación de Arauco y socorrer a la ciudad de Los Confines.

Defensa del Sur

Finalizadas esas tareas, el Gobernador -quien estaba en Concepción- le encargó partir hacia el Norte para traer refuerzos y luego dirigirse, nuevamente, a Los Confines, donde se encargaría de la defensa de esa ciudad a petición de sus propios habitantes. Posteriormente Villagra, quien debía partir hacia Santiago, le encargó dirigir la defensa de todo el territorio sur del Reino, por lo que Bernal del Mercado debió trasladarse a Concepción.

En el invierno de 1565 partió rumbo a Santiago, donde fue nombrado maestre de campo. Retornó al Sur para continuar con las acciones militares, logrando que varios grupos indígenas «vinieran a dar la real obediencia», como el mismo relata. Reedificó la ciudad de Cañete y el fuerte de Arauco.

Servicio público

Al asumir la Real Audiencia el mando político y militar del territorio (1565), Bernal del Mercado fue confirmado en su cargo y, además, elegido corregidor de la ciudad de Concepción; en 1583 obtendría el mismo puesto en Santiago.

La experiencia militar que había acumulado era inmensa, pero no siempre sus consejos eran escuchados. Desoyendo sus advertencias, en 1569 el Gobernador Melchor Bravo de Saravia entabló combate con los mapuche en Mareguano, siendo derrotado. Respecto de esta batalla, Bernal decía al Rey que ni siquiera se habían llevado los pertrechos necesarios. La situación era delicada y tuvo que encargarse de la defensa de Concepción. Al año siguiente (1570), tras la derrota en Purén, asumió el mando general de las tropas por expreso encargo de Bravo de Saravia.

Retiro de los campos de batalla

Bernal del Mercado ejerció como maestre de campo hasta 1579 y al año siguiente solicitó al Rey alguna gratificación que se le pudiera dar, ya fuese en el Perú o en Nueva España -actual México-. Alejado del mando militar, continuó informando acerca del desarrollo de la guerra a las autoridades y más de una década después, su prestigio como militar experimentado aún se mantenía. Así se evidencia en las instrucciones que en 1590 el Virrey García Hurtado de Mendoza dio a Juan Delgadillo para que, en secreto, averiguara el estado del Reino durante el gobierno de Alonso de Sotomayor. En ellas se puede leer lo siguiente: «De quien particularmente os podréis informar de las cosas de la guerra es del Maestre de Campo Lorenzo Bernal, que es soldado viejo y de mucha experiencia en aquella tierra».

Al mando de las tropas

No siempre sus actuaciones dejaban a todos conformes. En enero de 1577 Gonzalo Hernández de Bermejo escribía al Rey Felipe II solicitando que los servicios que había prestado fueran recompensados y relataba su participación en la guerra. Refiriéndose a Bernal dice: «De manera que luego que se pobló Cañete un Bernal, maestre de campo torpe, hizo larga ausencia por sus torpes fines con la más parte de la gente y no hizo cosa alguna donde fue y cuando volvió ya todo se había alzado».

Un año después, el Virrey del Perú, Francisco de Toledo, daba cuenta al Rey del estado general de Chile y haciendo notar la avanzada edad del Gobernador Rodrigo de Quiroga, señalaba que no había muchos candidatos para elegir de entre los nombres que el mismo soberano había propuesto, entre quienes figuraba Bernal.

Sin embargo, Quiroga mantenía su confianza en él; en 1579, alertado por el arribo de Francis Drake debió trasladarse hacia la Zona Central, dejando a Bernal a cargo de las tropas en el sur del territorio. Sin embargo, el sentimiento no era mutuo pues el militar escribió el mismo año al Rey, planteando indirectamente la necesidad de cambiar al Gobernador.


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