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Hijo de Ramón Luis Barros Fernández y Dolores Luco Fernández, nació el 9 de junio de 1835 en Santiago. Cursó sus estudios en el Instituto Nacional y en la Universidad de Chile, lugar donde se tituló de abogado el 20 de diciembre de 1858.Contrajo matrimonio con Mercedes Valdés Cuevas, sin tener descendencia.

A partir de 1861, ocupó diversos cargos de gobierno. Fue elegido diputado suplente por Casablanca hasta 1864, año en que fue designado oficial mayor del Ministerio del Interior. Además, fue electo diputado por diferentes zonas del país, ocupando este cargo consecutivamente entre los años 1867 y 1885. También fue ministro subrogante de Justicia, Culto e Instrucción Pública y, posteriormente, ministro subrogante de Guerra y Marina.

Fue un hombre de carácter tranquilo, sencillo y reposado, además de culto, con buenos modales y simpático. No le atribuía gran importancia a los detalles; se decía que los más serios asuntos de Estado los resolvía dormitando y de ahí su famosa frase que decía: «No hay sino dos clases de problemas; los que se resuelven solos y los que no tienen solución».

Sus contemporáneos reconocieron en él un gran sentido práctico, indudablemente el de un aristócrata de vieja estirpe. Consecuente con eso, jamás incluyó en sus gabinetes a ministros del popular Partido Demócrata. Se caracterizó por su peculiar forma de hacer política. Fue elocuente para comprender la forma en que se hacía la política, es el relato de Arturo Alessandri, referiendose al primer nombramiento de Barros Luco como ministro, cuando llegó a la presidencia de la República Federico Errázuriz Zañartu (1871-1875).

En 1872 renunció el ministro de Hacienda Camilo Cobo. Se requería reemplazarlo, en ese momento pasaba por la ventana del despacho presidencial Ramón Barros Luco, quien ocupaba  el puesto de oficial mayor. El ministro del Interior, Eulogio Altamirano se encontraba con el Presidente Errázuriz en su oficina, y le hizo presente al Mandatario que Barros Luco podía llegar a ser un buen ministro, dada su práctica y especial preparación.

«Venía en realidad, don Ramón Barros, bien acomodado, correctamente vestido, bajo, de espaldas anchas, mirando en forma que no podía sorprendérsele dirección de su mirada, y le dijeron:

–Señor Ud. va a ser Ministro.

–Muy bien. –Contestó, era aquella su respuesta favorita. Juró y fue un gran ministro, porque era especialmente preparado para su ramo» (Memorias de Arturo Alessandri).

Parlamentario

Ramón Barros Luco fue elegido diputado suplente por Casablanca en el período comprendido entre 1861 y 1864; a continuación, fue nombrado oficial mayor del Ministerio del Interior. Además, fue electo diputado por Caldera, de 1867 a 1870, por Curicó en 1870, por Valparaíso en 1873, por Santiago en 1879 y 1882, y por Parral en 1885.

Ministro

Ramón Barros Luco fue ministro subrogante de Justicia, Culto e Instrucción Pública, y más tarde ministro subrogante de Guerra y Marina. En 1889 fue presidente de la Cámara de Diputados y en 1892, ministro del Interior. Además, fue senador por Tarapacá y presidente del Senado en 1896.

El año 1897 fue nombrado ministro plenipotenciario ante Francia, y a su regreso, fue nuevamente senador por Linares, en 1900. Al año siguiente se desempeñó como ministro del Interior, y en 1902 como ministro subrogante de Marina y Guerra. Además se desempeñó como el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura.

Llega a la presidencia

Luego de la muerte del Presidente Pedro Montt, los partidos políticos debieron superar invariables conflictos para definir la sucesión presidencial. Finalmente, se pusieron de acuerdo en elegir un candidato de transacción, que por fuerza habría de ser un integrador neto. Ese era Ramón Barros Luco, un político de 76 años que reemplazó su consagrada frase: «No soy una amenaza para nadie», por la de: «Soy garantía para todos». Incluso, para los conservadores que lo apoyaron el día siguiente.

El 23 de septiembre de 1910 fue elegido presidente, en un eufórico acto dentro de las celebraciones del centenario de la Independencia nacional. Su gobierno se desenvolvió sin mayores sobresaltos, destacando el desarrollo de numerosas obras públicas, como el inicio del puerto artificial de San Antonio, la expansión de las redes de agua potable y la implementación de alcantarillados y caminos. Además, se inició la construcción del edificio para la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional y el Museo Histórico Nacional y del recinto que albergaría la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile.

Su gobierno se caracterizó por no entrar en conflicto con el Congreso y por no intentar dominar a la oposición. En materia política, no obstante, era acentuadamente parlamentarista; fue así como durante su mandato no aceptó la dimisión de un ministro, sin la censura previa de alguna de las cámaras del Congreso. Gobernó en forma alternada con la Alianza Liberal, constituida por radicales, liberales y demócratas, y por la Coalición, formada por conservadores, liberales democráticos y nacionales.

A pesar del consenso que había a favor de Barros Luco, él inició su mandato con la amenaza de su renuncia antes de la toma del poder. Fue un insospechado golpe de audacia, que puede considerarse el preámbulo de un gobierno de mano firme o simplemente el desinterés por gobernar. La solución al enfrentamiento entre las diferentes divisiones internas de los partidos de gobierno, se la brindó su propio partido: constituir el primer ministerio exclusivamente con liberales doctrinarios. Este quedó presidido por Maximiliano Ibáñez, y duró solo 18 días.

Ramón Barros Luco falleció en 1919, alejado totalmente de la vida política.