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La destrucción de los hábitats es la mayor amenaza actual para la biodiversidad. Según estudios de la organización mundial sin fines de lucro Conservation International, creada en 1987, casi un cuarto de los sistemas biogeográficos de la Tierra han sido completamente transformados por el ser humano. Estas son las causas que ponen a los ecosistemas en peligro.

La destrucción de los ecosistemas se ha producido por variados factores, entre los que destacan el desarrollo agrícola, industrial, urbano y la contaminación, acciones en las que el hombre es el principal protagonista y que han provocado graves consecuencias en los componentes de los sistemas, tanto bióticos (vegetales y animales) como abióticos (suelo, cuerpos de agua, etc.).

Un fenómeno que, de continuar, propiciará la extinción de muchas especies y que derivará en que las futuras generaciones desconozcan uno de los tesoros más invaluables con los que contamos hasta hoy: la naturaleza.

Ecosistemas en peligro

Áreas Silvestres Prioritarias

Conservation International reconoce como Áreas Silvestres Prioritarias a aquellas zonas con más de 10.000 km2 de extensión y con un mínimo de 70% de su vegetación intacta. Son catalogadas como las últimas regiones vírgenes del mundo, que, afortunadamente, poseen una densidad poblacional baja, lo que disminuye los perjuicios causados por las actividades humanas.

De las 37 zonas del planeta que integran esta lista destacan el Amazonas, los bosques del Congo en África central, los desiertos del norte de México, el suroeste de Estados Unidos y la isla de Nueva Guinea, ubicada en el océano Pacífico.

Todas ellas son clasificadas como sectores de alta biodiversidad, ya que cuentan con más de 1.500 especies de plantas endémicas.

La más extensa es el bosque boreal, que forma un anillo de casi 16 millones de km2 rodeando el círculo ártico, mientras que la región más pequeña es el Sundarbands (sector ubicado en la frontera de India y Bangladesh), pues, a pesar de ser la zona de manglares más extensa del mundo, su superficie solo alcanza los 10.000 km2.

Si bien estas áreas silvestres aún conservan gran parte de sus especies nativas, están bajo la amenaza latente del aumento poblacional, lo que acarrea problemas como la contaminación, expansión agrícola y el uso desmedido de los recursos naturales no renovables.

Ecosistemas en peligro
Fauna en África. Foto: Pixabay

Ecosistemas en peligro: Áreas Marinas Claves

Las Áreas Marinas Claves son los sectores específicos donde se ubican los ecosistemas marinos más importantes.

Estos últimos se caracterizan por albergar una gran cantidad de organismos animales y vegetales, así como también un alto número de especies endémicas en peligro de extinción. Por eso el cuidado de estos ecosistemas en peligro es clave para la vida.

Bajo estos parámetros, y basándose en un mapa de distribución geográfica de las especies marinas, se identificaron diez áreas fundamentales a nivel global:

  • Filipinas
  • Golfo de Guinea (en el suroeste Atlántico de África)
  • Islas de la Sonda
  • Sudáfrica oriental
  • Islas Mascareñas (archipiélago ubicado al suroeste del océano Índico)
  • Océano Índico norte
  • Sur de Japón, Taiwán y China
  • Archipiélago de Cabo Verde (situado en el océano Atlántico, frente a las costas de Senegal)
  • Caribe occidental
  • Mar Rojo (entre África y Medio Oriente) y Golfo de Adén (en el océano Índico, entre Yemen y Somalia).

Si bien estas áreas representan menos del 1% del total de los océanos del mundo, albergan más de 30% de las especies marinas de todo el planeta. Incluso, ocho de ellas están contiguas a las zonas más críticas en cuanto a la conservación de la biodiversidad, por lo que constituyen sectores sumamente frágiles.

Entre las principales amenazas que alteran estas vitales zonas ecológicas se encuentran la deforestación y el desarrollo urbano, que, si bien son problemas que afectan principalmente a la tierra firme, generan grandes volúmenes de sedimentos y agentes contaminantes que son depositados en el mar.

A estos factores se suman la pesca indiscriminada y, en los últimos años, las alteraciones ambientales producto del calentamiento global, lo que termina por destruir los ecosistemas marinos.

Ecosistemas en peligro

Supervivencia en peligro

Los arrecifes de coral constituyen uno de los ecosistemas más diversos y, a la vez, más amenazados del planeta. En ellos habita una variedad extraordinaria de plantas y animales marinos, que conforman una verdadera comunidad orgánica.

Si bien se pueden formar en cualquier mar, para que exista un arrecife deben producirse ciertas condiciones que faciliten la asociación de varias colonias y su salida sobre la superficie marina.

Entre las principales amenazas que atentan contra estos ecosistemas están el calentamiento global (que provoca un aumento en la temperatura de las aguas), la pesca indiscriminada y la contaminación. Todos ellos factores que alteran el equilibrio ecológico del ecosistema, haciéndolo vulnerable y colocando en riesgo a las especies que lo conforman.

Uno de los más afectados es la Gran Barrera coralina australiana, el más grande de los arrecifes del mundo y una de las áreas más ricas en cuanto a biodiversidad animal. Abarca una superficie de casi 350.000 km2 (con una extensión similar a la de Italia), se encuentra frente a la costa nororiental de Australia, en el estado de Queensland.

Ballenas

Alberga cerca de 300 especies de corales, 1.500 de peces, 4.000 de moluscos, 400 de esponjas, centenares de anémonas, gusanos marinos y crustáceos, entre otras variedades marinas, y es el lugar elegido por las ballenas jorobadas para dar a luz a sus crías. Este es uno de los ecosistemas en peligro.

La mayor amenaza que debe enfrentar este delicado ecosistema, que incluso puede ser visto desde el espacio, es el recalentamiento de sus aguas. Cuando la temperatura se incrementa por sobre lo normal, los corales comienzan a expulsar a una de las algas que lo componen, denominada zooxantela, lo que provoca su debilitamiento y posterior muerte.

Afortunadamente, las amenazas humanas directas, como la pesca indiscriminada y la contaminación, han sido controladas últimamente. Incluso, en un esfuerzo por preservar este ecosistema, la Gran Barrera coralina australiana se convirtió, a partir de junio de 2004, en la mayor área marina protegida del mundo, gracias a los esfuerzos de organizaciones ecologistas y del gobierno australiano.