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Los diferentes organismos dependen unos de otros, así como del medioambiente en el que viven. El conjunto de seres vivos forma poblaciones, las que junto con el medio físico en que se asientan, constituyen lo que se conoce como ecosistema.

Un ecosistema puede ser tan grande como el océano o tan pequeño como un acuario. Pero no importando su tamaño, éste está conformado por dos tipos de factores, los bióticos y los abióticos (biotopo).

Bióticos

Conocidos también como biocenosis, son todos los organismos que comparten un ambiente, desde los protistas (organismos que presentan una estructura unicelular) hasta los animales mamíferos. Estos individuos deben tener un comportamiento y características fisiológicas específicos, que les permitan subsistir y reproducirse en un ambiente definido. La condición de compartir un lugar provoca una competencia entre las especies, ya que deben estar constantemente luchando por el alimento o el espacio.

Abióticos

Son los factores inertes ligados al entorno físico y algunos de ellos son:

Luz: es un componente fundamental, porque constituye el suministro principal de energía de todos los organismos. Por ejemplo, las plantas para su mantención convierten la energía luminosa en energía química, gracias al proceso denominado fotosíntesis.

Calor: el que deriva de la radiación solar es útil para los organismos ectotérmicos (individuos que no están adaptados para regular su temperatura corporal), como los peces, anfibios y los reptiles. También es necesario para las plantas, ya que usan también cierta cantidad de calor para realizar la fotosíntesis.

Otro elemento relacionado con el calor, peromás bien con una acción equilibrante, corresponde a los océanos. Estos juegan un papel importante en la estabilidad del clima terrestre, porque si no existiesen, el planeta estaría excesivamente caliente durante el día y congelado por la noche. Asimismo, las diferencias de temperaturas entre las diferentes masas de aguas oceánicas (en conjunto con vientos y la rotación de la Tierra) generan las corrientes marítimas, las cuales permiten que ciertas zonas atmosféricas frías se calienten y las más tibias se enfríen.

Atmósfera terrestre: es fundamental para que los seres vivos puedan subsistir y está formada por cinco capas sobrepuestas, que se diferencian por su altitud, temperatura y composición, y son: la exosfera, termosfera, mesosfera, estratosfera y troposfera.

Elementos químicos: todos los organismos vivos están constituidos por materia y esta, a su vez, está conformada por 25 de los 92 elementos químicos conocidos. De estos 25, el carbono, el oxígeno, el hidrógeno y el nitrógeno están presentes en el 96% de las moléculas de la vida. Las moléculas que contienen carbono se denominan compuestos orgánicos, como el bióxido de carbono, y las que no lo tienen se llaman compuestos inorgánicos, por ejemplo, el agua.

Agua: es un recurso fundamental para la vida, porque todos los organismos, en mayor o menor cantidad, necesitan ingerirla o absorberla para mantenerse vivos. También, es importante porque forma parte de varios procesos químicos orgánicos y actúa como un elemento termorregulador del clima.

Suelo: es la porción de la corteza terrestre donde se desarrolla la vida. El suelo consta de cuatro componentes: minerales (materia inorgánica), materia orgánica, agua y aire. La materia orgánica del suelo representa la acumulación de las plantas destruidas y de los residuos de los animales. El humus es considerado el producto final de la descomposición de la materia orgánica.

 


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