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Si realizáramos un viaje en avión a baja altura desde el polo norte hacia el polo sur y mirásemos por la ventana durante todo el viaje, de seguro notaríamos los innumerables cambios en la fisonomía del paisaje. Más allá de las transformaciones motivadas por la acción del hombre, la vegetación nos daría un indicador de las condiciones climáticas y los organismos que habitan las diferentes zonas por donde transitamos. Un notorio abanico de colores, desde el blanco absoluto de los polos hasta el verde infinito de la selva tropical.

Este viaje imaginario nos revela, sólo analizando la vegetación, la existencia de marcadas zonas ecológicas, dependiendo de la latitud existente. Para su estudio, los científicos han determinado la existencia de siete principales biomas terrestres: tundra, taiga, bosques templados, praderas, matorral mediterráneo (chaparral), desiertos y selvas tropicales. Pero esta clasificación suele ser más exacta, diferenciándose algunas subdivisiones entre los biomas ya nombrados.

Para nuestro análisis, identificaremos once tipos de biomas, ordenados por su ubicación latitudinal en:

Biomas fríos

En las latitudes más altas de nuestro planeta se ubican la tundra y la taiga, biomas que, a pesar de presentar condiciones adversas para el desarrollo orgánico, poseen una interesante diversidad de especies.

En las latitudes más elevadas de la Tierra, las condiciones ambientales son extremas: los veranos son muy cortos, durante gran parte del año imperan temperaturas por debajo del punto de congelación, e, incluso, la radiación solar es peligrosamente intensa porque la atmósfera es menos densa. Numerosos factores que, bajo nuestra perspectiva, impedirían el desarrollo normal de cualquier tipo de vida. Sin embargo, muchas especies vegetales y animales logran superar estos obstáculos naturales.

La tundra y la taiga son consideradas biomas fríos. Ambas se ubican en las franjas de altas latitudes, por sobre los 50º. El hemisferio norte presenta ambas zonas ecológicas, mientras que en el hemisferio sur casi no existe tundra (sólo en algunas islas australes y en la península Antártica) y la taiga es inexistente.

Biomas tropicales

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La zona de bajas latitudes alberga tres tipos de biomas: bosques tropicales, praderas tropicales y el desierto. Tres interesantes zonas de desarrollo animal y vegetal que, a pesar de contar con ubicaciones cercanas, poseen enormes diferencias.

Los biomas tropicales son aquellos ubicados en la franja que va desde el Trópico de Cáncer (23º27’N) al Trópico de Capricornio (23º27’S), en un sector donde los rayos solares caen intensamente durante todo el año y las temperaturas son siempre cálidas. Esto condiciona directamente el tipo de vida existente, que se distribuye en tres zonas ecológicas: los bosques tropicales (o selvas), las praderas tropicales (o sabanas) y el desierto.

Cada una de ellas posee rasgos bien definidos, que hacen que se diferencien enormemente.
Sólo detengámonos a pensar en las inmejorables condiciones que otorgan los bosques tropicales para el desarrollo de la vida, en oposición a las dificultades del desierto, con escasez de agua y alimento.

Aún así, este último maravilla con las adaptaciones de sus especies, lo cual finalmente posibilita interesantes mecanismos de supervivencia y de organización de distintas formas de vida.

Biomas templados

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Este bioma es predominantemente arbóreo, aunque también existen arbustos y plantas herbáceas. Se encuentra en Europa, Asia, América y Australia.

Los biomas templados están representados por los bosques y las praderas templadas. Ocupan posiciones topográficas que van desde las tierras bajas hasta las cimas montañosas, y las condiciones ambientales varían desde un medio cálido y semiárido hasta un ambiente frío y húmedo. El clima cambia significativamente de verano a invierno. La temperatura media anual es de 23°C.
El bosque templado se encuentra en todo el continente europeo, en la región oriental de Asia (China y Japón) y de América del Norte. También está en algunas áreas templadas de América del Sur (como Chile y Argentina) y en algunas zonas de Oceanía. La vegetación es predominantemente arbórea, aunque también hay arbustos y plantas herbáceas. En algunos lugares predomina el bosque de coníferas; en otros, los bosques caducifolios o deciduos y los bosques mixtos.

La fauna presenta varios tipos de adaptaciones estacionales. En algunas zonas, una alta proporción de las aves migran desde el norte hacia el sur durante el invierno (caracterizado por la escasez de alimento y las bajas temperaturas), mientras que algunos mamíferos hibernan. Este bosque es uno de los más alterados del planeta, ya que la mayor parte de la población mundial se concentra en estas áreas. Esto ha significado que el hombre esté arrasando con las coníferas, ya sea con fines agrícolas (ocupar los suelos para cultivo) o forestales (madera y otros productos).
Las praderas templadas se desarrollan en el centro de los continentes en regiones intermedias entre los bosques templados y los desiertos. Se encuentran en cinco áreas específicas: la pradera norteamericana (sur de Canadá, centro de EE.UU. y norte de México), la estepa de Eurasia Central, el veld o belt sudafricano, la pampa argentina y la pradera australiana.

En general, las praderas templadas poseen en común un clima caracterizado por precipitaciones entre 250 y 800 mm anuales y sequías extremas periódicas. Los animales vertebrados más representativos son mamíferos ungulados (cuyas extremidades terminan en pezuñas), ramoneadores (se alimentan de hierbas, pastos y otras plantas) y mamíferos excavadores.

Las hierbas de las praderas tienen un modo de crecimiento que las hace estar bien adaptadas al pastoreo y al fuego. La forma dominante de vegetación son las gramíneas, que van desde pequeñas hierbas hasta especies de mayor tamaño, llegando a alcanzar los 2,5 metros.

Junto a estas, también suelen aparecer una variedad de leguminosas y algunas plantas perennes (que persisten año tras año). También dentro de este bioma, encontramos bosques esclérofilo y chaparral.