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Una de las zonas más interesantes desde el punto de vista de la biodiversidad de especies, tanto vegetales como animales, es el bosque tropical. Comúnmente conocida como selva, su principal característica es la abundante y espesa vegetación que presenta. Es un verde absoluto que domina el paisaje durante todo el año, beneficiado por la presencia constante de una gran cantidad de precipitaciones.

En este bioma tropical es en donde las plantas alcanzan sus mayores alturas y crecen en mayor cantidad. Cerca del 40% de todas las especies vegetales y animales del planeta viven en este tipo de bioma, que disfruta de temperaturas cálidas durante todo el año, precipitaciones abundantes y una constante recepción de la radiación solar, que, en las latitudes donde se encuentra, llega en forma más vertical.

Para su análisis y el de sus formas de organización, desarrollo vegetal y fauna es posible ordenarlos por estratos de vegetación. Desde la superficie hasta el punto más alto que alcanzan los árboles, podemos distinguir diferentes niveles. El primero de ellos es el estrato inferior, donde se alojan las raíces y el lugar directo por donde transitan los animales de mayor tamaño.

Más arriba, se encuentran algunos arbustos, árboles jóvenes, helechos y otras plantas como hierbas altas, cuya vida está condicionada por la competencia por la luz, que, en su mayoría captan las plantas que se encuentran más arriba, es decir, quienes conforman la bóveda forestal o dosel. Este nivel es uno de los más interesantes en cuanto al desarrollo de la vida en los bosques tropicales, ya que es en las copas más altas donde abundan la luz, el calor y el alimento y, por ende, vive la mayor cantidad de organismos, sobre todo especies de insectos. Puede dividirse en inferior (donde se ubican los árboles más bajos) y la bóveda propiamente tal, constituida por copas medio dispersas. Existen también sectores donde los árboles superan los 70 metros y están ampliamente esparcidos, formando la bóveda emergente.

Tipos de bosques tropicales

Dependiendo de la periodicidad de las lluvias y de la extensión de una temporada de sequía, podemos distinguir tres tipos de bosques tropicales: los bosques lluviosos, el bosque estacional y el bosque seco.

Es necesario destacar que los límites de cada uno de ellos no están claramente definidos. Como en todo bioma, son muchos los factores que confluyen en su formación, por lo que la altitud, la latitud y la presencia de algunas masas de aire van determinando la aparición de ciertos rasgos que distinguen a estos tipos de bosques tropicales.

A continuación, te mostramos las principales características de cada uno de ellos. Sin embargo, más adelante analizaremos a fondo aquellas por las que el bosque lluvioso tropical es considerado el prototipo de bosque tropical.

– Bosques lluviosos

El bosque lluvioso tropical, también conocido como pluviselva tropical o selva ecuatorial, se ubica entre las latitudes 10º N y 10º S. Esto condiciona de manera total las formas de vida que se desarrollan en este sector, ya que es la zona de nuestro planeta donde se recibe la mayor cantidad de radiación solar anual, casi constante durante los doce meses del año, y es un sector de continuas precipitaciones (producto de la rápida evaporación).

Por lo general, cuenta con temperaturas bastante altas y constantes, con un promedio de 27ºC. Las precipitaciones también abundan en el sector, presentando de manera permanente una gran pluviosidad (el promedio anual va desde 2.000 a 4.000 milímetros por metro cuadrado).

Es posible identificar, además, tres grupos de bosques lluviosos tropicales. El primero de ellos se ubica en la cuenca del Amazonas, en América del Sur, conocido comúnmente como selva tropical del Amazonas o selva amazónica. El segundo abarca desde la costa oeste de India y el sur de China, pasando por Malasia y la isla de Java (en Indonesia) y hasta Nueva Guinea (área conocida como indomalaya), mientras que el tercer grupo se ubica en África occidental, alrededor del golfo de Nueva Guinea y por el interior hasta la cuenca del Congo.

También existen sectores sumamente acotados donde se desarrolla este tipo de bosques, como la costa este de Madagascar, algunas laderas de las islas de Hawai y la costa este de Australia.

– Bosques estacionales tropical y subtropical

Otro tipo de bosque tropical lo constituyen los bosques estacionales tropicales y subtropicales, también conocidos como bosques semiperennifolios o semicaducifolios, dado que algunos árboles renuevan sus hojas.

La temperatura es cálida durante todo el año, pero, a diferencia de los bosques tropicales lluviosos, presenta dos estaciones bien marcadas: una lluviosa y otra seca. Esta última posee una duración variable, que va desde dos a cuatro meses, provocando que gran parte de los árboles de la bóveda superior pierdan sus hojas durante la estación seca, mientras que los que se ubican por debajo de este estrato se desarrollan con absoluta normalidad.

Los bosques monzónicos de Asia central son uno de los más claros ejemplos de este tipo de asociación tropical. En este lugar, la vegetación está acostumbrada al constante calor y a las condiciones de sequía (durante la estación seca), pero también son capaces de soportar las abundantes lluvias en los periodos más húmedos.

– Bosques secos

Presentan una estación seca, la que está directamente condicionada por la latitud del lugar. Así, mientras más al sur de la línea del Ecuador nos ubiquemos, más extensa será la estación seca, la que puede alcanzar hasta ocho meses.

Los cambios entre una y otra estación son bastante notorios. Mientras en la estación seca, tanto árboles como arbustos pierden sus hojas, con la inminente llegada del periodo húmedo afloran los primeros brotes y el suelo se cubre con un manto verde. Es necesario destacar, además, que en muchos casos las lluvias superan a las de la estación más lluviosa del bosque tropical lluvioso.

La densidad de la vegetación es mucho menor, el sotobosque es espeso y enmarañado (por la mayor presencia y captación de luz solar) y la corteza de los árboles es mucho más resistente y rugosa (lo que actúa como mecanismo de protección ante los incendios).

Si bien la mayor presencia de bosques secos la ubicamos en África y en algunas islas tropicales, estos también dominan grandes áreas del centro de América del Sur y otras pertenecientes al suroeste de Asia.

Vegetación de los bosques tropicales

La vegetación del bosque lluvioso tropical (como dijimos, considerado el prototipo de los bosques tropicales) es tan exuberante que parece un espeso tejido, en el cual se entrecruzan árboles de enorme tamaño, lianas que van de un lado a otro, enormes helechos, algunas palmeras y otras hierbas que compiten por alcanzar un rayo de sol.

Una enorme cortina vegetal que no sólo sorprende por la abundancia de especies, sino que también sirve de hogar para organismos únicos.

Sólo debemos imaginar que es tan grande la diversidad vegetal alojada en este tipo de bosques que, fácilmente, en un área de 10 kilómetros cuadrados, es posible descubrir cerca de 1.500 especies de plantas con flores y hasta 750 especies de árboles. Incluso, los científicos hasta hoy siguen encontrando nuevas especies y están seguros que todavía quedan muchas por conocer.

Muchos de los árboles que constituyen el bosque lluvioso tropical pueden medir entre 45 y 70 metros, mientras que algunas plantas alcanzan los cinco metros. La bóveda es continua y densa, salvo en las partes donde existen cursos de agua. Los troncos de los árboles que la constituyen son, por lo general, de color claro, rectos y con contrafuertes.

Estos últimos son expansiones del mismo tronco del árbol (aplanadas y resistentes) que funcionan como una verdadera ancla para sujetarlos al débil suelo que los sostiene.

El desarrollo de las plantas más pequeñas se ve dificultado por la espesa bóveda, que impide la llegada de luz a los niveles bajos. Sin embargo, en algunos casos, las plantas alcanzan alturas que superan los cuatro metros. Estas en su mayoría son siempre verdes y con hojas alargadas y en punta para eliminar el exceso de agua, aumentar la transpiración y reducir el lavado de nutrientes.

También es usual en este sector el crecimiento de plantas epífitas, las que se caracterizan por desarrollarse y crecer sobre otras plantas para así captar mayor cantidad de luz. Estas se alojan en troncos, ramas e, incluso, en las hojas de los árboles y arbustos y, por lo general, no perjudican al árbol o arbusto que la alberga.

Adaptaciones vegetales

A excepción de la vegetación emergente (los árboles más altos y que sobresalen), la mayoría de los árboles, plantas, hierbas y arbustos de los bosques tropicales deben competir por la luz que necesitan para sobrevivir.

Este factor condiciona todo desarrollo vegetal, influyendo directamente en la aparición de conductas y estructuras que facilitan la captación de la radiación solar.

Muchas de las plantas que habitan por debajo de la bóveda forestal no reciben una cantidad suficiente de luz, por lo que están adaptadas a vivir en la sombra. Por ejemplo, la Oreja de elefante (Alocasia korthalsii) tiene enormes hojas que facilitan la captación de los tenues rayos solares que traspasan la bóveda forestal. Incluso, debajo de cada hoja posee una capa de color púrpura que refleja la luz. Así, también hay otros vegetales que crecen entre los árboles y parasitan de ellos, absorbiendo sus nutrientes y agua.

Otro interesante comportamiento es el que tienen aquellos organismos que no se aprovechan de su huésped pero sí los utilizan para escalar hacia la luz.

Estos dependen de los árboles de mayor altura para su soporte, ya que la mayoría es incapaz de sostenerse de forma vertical después de que han alcanzado cierta altura. En esta situación están las plantas trepadoras, como las lianas, que poseen tallos semejantes a cordones o cable que se retuercen alrededor de sus apoyos, alcanzando y extendiéndose por la copa de los árboles.

Fauna de los bosques tropicales

Es posible analizar la fauna que predomina en los bosques tropicales según su ubicación respecto de los estratos vegetales.

El grupo que vive y se alimenta en la zona de vegetación emergente está constituido, principalmente, por insectos, murciélagos y aves carnívoras. Entre estas últimas destaca el Águila arpía (Harpia harpyja), enorme ave que alcanza con sus alas extendidas los dos metros y que usa sus fuertes y enormes garras para atrapar, principalmente, a monos y perezosos, lanzándose sobre ellos a una velocidad cercana a los 70 kilómetros por hora.

En la bóveda del bosque tropical podemos encontrar una gran variedad de aves, murciélagos frugívoros (consumidores de frutas) y mamíferos insectívoros o consumidores de hojas, frutos y néctar. Es esta zona el lugar por donde transitan tucanes y gran parte de los primates que dominan la selva, como orangutanes y monos arañas. Las ardillas también habitan este sector, pero ellas suben y bajan por los troncos de los árboles, buscando alimento.

El nivel herbáceo es dominado, fundamentalmente, por reptiles y anfibios, como boas, anacondas y ranas. Estas últimas encuentran en las charcas que se forman en los árboles un excelente ambiente para depositar sus huevos.

En el suelo del bosque encontramos herbívoros y carnívoros de mayor tamaño. En el grupo de los primeros se encuentran gaures y tapires, entre otros, mientras que sus depredadores son, principalmente, tigres, leopardos y jaguares.

El último estrato de consumidores incluye pequeños animales que viven en la superficie del suelo o por debajo de ella, tales como aves y pequeños mamíferos, con cierta capacidad trepadora, que buscan su alimento por la hojarasca del suelo y las partes bajas de los troncos.

Este estrato engloba insectívoros, carnívoros y consumidores mixtos.

Comportamiento animal

Como gran parte de los animales habita en las copas de los árboles (solo los de mayor tamaño lo hacen en el suelo), estos han desarrollado interesantes mecanismos de desplazamiento.

Las aves tienen las alas cortas y anchas para avanzar y hacer giros entre las ramas, como lo hace el Ave del paraíso (Paradisaea raggiana), mientras que otras especies poseen extensiones de piel que actúan como alas, permitiéndoles planear entre las copas de los árboles. La Ardilla voladora (Glaucomys volans) es una de ellas, ya que cuenta con una membrana cubierta de pelo, que va desde sus muñecas hasta los tobillos, y que extiende cada vez que pasa de un árbol a otro.

Quienes también han desarrollado una extraordinaria facilidad para moverse entre los árboles son los primates, que usan sus manos, sus pies y su cola para recorrer distancias considerables. Este proceso de locomoción arbórea, que no sólo requiere la capacidad de alcanzar las ramas precisas para desplazarse, sino, también, la fuerza para suspenderse, se denomina braquiación. El Orangután (Pongo pygmaeus) realiza esta importante acción logrando, con sus largos brazos y fuertes dedos, balancearse rápidamente entre los árboles. Otra increíble adaptación es la utilización de la cola como una quinta extremidad, a la que se denomina cola prensil.

Muchos de los animales que habitan los bosques tropicales han desarrollado también el camuflaje.

La piel del Jaguar (Panthera onca) le permite pasar desapercibido frente a otras especies a las que acecha, al igual que sucede con algunos reptiles (como el Camaleón) e insectos que se mimetizan con el follaje o con las ramas de los árboles, logrando pasar desapercibidos frente a sus depredadores.

Pero no solo existe el camuflaje de color y texturas, sino también el que imita formas naturales, como las de lianas, hojas o ramas.

Habitantes de la selva

Protagonistas de historias fantásticas, mitos y leyendas, los primeros habitantes de los bosques tropicales convivieron durante muchos años en armonía con el ambiente que les rodeaba. En un comienzo, fueron pueblos cazadores y recolectores los que deambulaban por estos espesos bosques, aprovechando la variedad de especies. Se alimentaban no solo de los animales que cazaban, sino, también, de frutos, raíces y hojas. Sus poblaciones eran pequeñas y el impacto de sus actividades sobre el ambiente que les rodeaba era mínimo.

Más tarde, los pueblos que se hicieron sedentarios establecieron pequeños asentamientos permanentes y cultivaron, en limitadas áreas, productos que agregaron a la dieta anterior. Para sus cultivos, arrasaron con la vegetación típica del sector. Si bien esto era un anticipo de uno de los problemas que más afectarían a los bosques tropicales años más tarde, su impacto fue reducido, ya que el bosque fue capaz de regenerar algunas zonas y sustentar este tipo de agricultura a menor escala.

Destrucción verde

A pesar de que gran parte de los recursos forestales que el hombre ha explotado proviene de los bosques templados, durante las últimas décadas los bosques tropicales han constituido una atractiva fuente de riqueza natural. Según estudios, alrededor de 20 millones de hectáreas son taladas o dañadas anualmente, colocando en serio peligro la diversidad vegetal. Este fenómeno, incluso, tiene efectos directos sobre el clima de las regiones y en el traspaso de oxígeno y dióxido de carbono hacia y desde la atmósfera.

Otro impacto que se puede derivar de la tala o de otras actividades humanas es la destrucción del hábitat. El hombre, al ocupar estos terrenos en labores agrícolas, arrasa con toda la vegetación y la quema, dejando una superficie llana, que al cabo de un tiempo ni siquiera le servirá para los fines propuestos. Esto no solo genera una vasta zona de terreno que quedará a futuro inutilizada, sino que también afecta sectores aledaños, ya que el suelo intervenido se endurece, captando una menor cantidad de agua, la que escurre e inunda otros sitios.

La destrucción influye, incluso, en la desaparición de muchas especies vegetales y en el desplazamiento y muerte de muchos animales, que ya no cuentan con los mismos recursos para sobrevivir.

Otro de los problemas que afectan, principalmente, a los animales más exóticos que habitan los bosques tropicales es el tráfico de especies y su explotación para fines comerciales, como ocurre con la piel de muchos mamíferos o con otros organismos que son vendidos como mascotas, como por ejemplo, algunas tortugas, serpientes y muchas aves coloridas.

Adaptación a la lluvia

Las continuas lluvias del bosque tropical muchas veces resultan un poco molestas para los organismos que lo habitan. Por ello, algunos recurren a ingeniosas soluciones para protegerse de la pluviosidad permanente. Así, por ejemplo, los orangutanes se fabrican verdaderos paraguas con las hojas más grandes de los árboles, mientras que las termitas forman montículos con algunos materiales naturales para cubrirse. Las plantas también poseen adaptaciones que facilitan el escurrimiento del agua, como hojas terminadas en punta o alargadas.

Nubes dominantes

El bosque nublado o nuboselva crece en las laderas de las montañas de los bosques tropicales, entre los 1.000 y 3.600 msnm. Son pequeñas selvas con lluvias estacionales y neblina durante todo el año (la humedad relativa alcanza el 100%), lo que favorece el crecimiento de gran cantidad de especies de plantas distintas a las que existen en la selva que crecen a menor altura.

Generalmente, los árboles son más bajos y retorcidos, casi todas sus ramas están cubiertas por musgos, helechos, bromelias, líquenes y gran cantidad de especies de orquídeas.

Datos Icarito

¿Qué grupo de los bosques lluviosos tropicales posee una mayor diversidad de especies vegetales?
El área indomalaya (Asia y Oceanía).

¿Qué nombre recibe el bosque tropical seco en los sectores más áridos?
Bosque tropical arbustivo o espinoso.

¿Cómo se denominan los anexos que sujetan a las plantas trepadoras de sus apoyos?
Pámpanos.

Del total de primates existentes, ¿cuántos habitan los bosques tropicales?
Cerca de un 90 por ciento.

¿De dónde proviene y qué significa la palabra orangután?
Proviene del malayo y significa «hombre de los bosques».

¿Cuál es el bosque tropical sudamericano más devastado por la acción del hombre?
El que se sitúa en la cuenca del Amazonas.