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Barack Hussein Obama Jr. fue elegido Presidente de los Estados Unidos, luego de vencer a John McCain en las elecciones del 4 de noviembre de 2008, convirtiéndose en el primer afroamericano en ejercer el cargo. Asumió, formalmente en enero de 2009.

Obama nació en Honolulu el 4 de agosto de 1961, y fue senador por Illinois, constituyéndose en el segundo afro-americano en el Senado de los Estados Unidos (EE.UU.), el quinto en la historia del país y solamente el segundo demócrata.

Barack Obama es hijo de Stanley Ann Dunham, una antropóloga nacida en Kansas, y de Barack Obama Sr., un economista keniano educado en Harvard, ambos ya fallecidos.

Sus padres se separaron cuando él tenía dos años y sólo vería su padre, una vez más durante una visita de éste a EE.UU. Su madre volvió a contraer matrimonio con Lolo Soetoro-Ng, un ciudadano de Indonesia, país donde Obama pasó varios años de su infancia antes de regresar a Hawai a los diez años para vivir con sus abuelos maternos y tener acceso así a una mejor educación. El 2 de noviembre de 2008, la abuela de Obama muere de cáncer en Hawai.

Ese ir y venir lo ha equipado, en su opinión, con las herramientas necesarias para tender puentes y forjar alianzas.

Su media hermana, Maya Soetoro-Ng, lo explica de otra manera: «Se mueve entre varios mundos, es lo que ha hecho toda su vida».

Su adolescencia en Hawai estuvo marcada por una destacada trayectoria escolar y también por rebeldía. A esos años, le siguió una selecta formación en las universidades de Columbia y Harvard, la etapa como profesor y defensor de los derechos civiles en Chicago, su elección como senador estatal y su desembarco como senador en Washington en 2004.

En octubre de 1992, contrajo matrimonio con Michelle Robinson, también abogada, a quién conoció cuando trabajaba en un bufete de abogados de Chicago. La pareja tiene dos hijas: Malia Ann, nacida el 4 de julio 1998, y Natasha (Sasha), nacida el 10 de junio de 2001.

Su carrera política

Bautizado por algunos como «la gran esperanza blanca», por encarnar el sueño de reconciliación en un país con profundas divisiones raciales, Obama ganó relevancia en el panorama político estadounidense durante la convención nacional del Partido Demócrata en Boston, en 2004.

Fue allí donde pronunció el discurso programático en el que instó a cerrar las heridas raciales abiertas en el país.

«No hay un EE.UU. blanco y un EE.UU. negro, sino los Estados Unidos de América», dijo entonces. Además de conciliatorio y unificador, el mensaje del joven senador de Illinois fue también un mensaje de esperanza, ingredientes que impregnan desde entonces su retórica.

Su esperanza, según él mismo proclama, «es la de los esclavos entonando cánticos de libertad frente a la lumbre, la de los inmigrantes que emprenden rumbo a costas lejanas? y, como no, la de Barack, «un niño delgaducho» de padre negro y madre blanca que confió en que en EE.UU. también había un lugar para él.

Ayudado por su carisma, Obama se ha ganado una popularidad similar a la de una estrella del rock, que sus rivales políticos han utilizado contra él para presentarlo como una simple «celebridad» con mucha labia y escasa preparación para los desafíos del poder.

Sus dos libros autobiográficos -«The Audacity of Hope» («La audacia de la esperanza») y «Dreams from my father» («Sueños de mi padre»)- se han convertido en los más vendidos.

Los observadores mencionan con frecuencia que el secreto de su éxito obedece a un arma rudimentaria: el poder de la palabra.

Obama asegura no haberse percatado de su poder dialéctico hasta que participó en una marcha contra la segregación racial en la universidad y descubrió que había captado la atención de los asistentes tras empezar a hablar.

Su carrera política arrancó, curiosamente, con discursos que no conectaban bien con el público y en los que abundaban los detalles sobre sus programas.

No sería hasta 2004, durante su campaña al Senado, cuando introdujo los elementos de «esperanza, cambio y futuro» que tiñen la entusiasta retórica que tan buenos resultados le ha dado.

El primer Presidente negro de EE.UU.

Tras una extenuante campaña que se inició con una dura lucha en las primarias del Partido Demócrata, Barack Obama se convirtió en la madrugada del 5 de noviembre de 2008 (hora chilena) en el primer Presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos. En Chicago, el flamante ganador de las elecciones aceptó el triunfo y agradeció la llamada de su contendor, John McCain, quien reconoció temprano su derrota. Obama había ido ampliando progresivamente su ventaja frente a McCain en la encuestas, para imponerse finalmente en las elecciones del 4 de noviembre con un 64’9 % de los votos. Rodeado por miles de seguidores en el Parque Grant, donde se preparó una megafiesta para celebrar el resultado la victoria, dijo que su elección es el resultado de las peticiones de muchos y que marca el inicio de una nueva era.

Obama sostuvo además, que su triunfo demuestra que «Estados Unidos es un país donde todo es posible».

El flamante Presidente agradeció el apoyo de los millones de estadounidenses que lo apoyaron y manifestó que «el triunfo les pertenece».

Con su mensaje del cambio -el cual sintetizó el espíritu de estas elecciones- la renovación en la política estadounidense y una victoria en estados claves, muchos de los cuales eran considerados como bastiones del Partido Republicano, Obama devuelve el poder a los demócratas tras ocho años del cuestionado gobierno de George W. Bush.

El Mandatario en funciones telefoneó a Obama a las 23:12 hora local, minutos después de que las cadenas televisivas confirmarán el triunfo del demócrata, para felicitarlo.

Como jefe de Estado entró a la Casa Blanca el 20 de enero de 2009 acompañado por su vicepresidente, el senador por Delaware, Joe Biden. Tal como manda la tradición, puso su mano derecha sobre la Biblia, la misma que se utilizó en la investidura de Lincoln en 1861, y juró como presidente de Estados Unidos, en medio de la peor crisis económica desde la Gran Depresión, convirtiéndose en el 44º de la historia del país.

Nobel de la Paz y segundo mandato

El 9 de octubre de 2009, Barak Obama recibió  el Premio Nobel de la Paz. Los argumentos a su favor fueron:  política a favor del  desarme nuclear,  proceso de paz en Oriente Medio y la lucha contra el cambio climático.

Entre sus logros internacionales están el término de la guerra de Irak, el aumento de la presencia de tropas norteamericanas en Afganistán, el nuevo tratado START III de control de armas con Rusia y la intervención militar estadounidense en el conflicto libio. Lo más destacado, sin embargo, ocurrió el 1 de mayo de 2011 cuando un grupo de fuerzas especiales del ejército estadounidense mata al terrorista de Al Qaeda, Osama bin Laden, quien se mantenía escondido en Pakistán.

Durante ese mismo periodo anunció el inicio de su campaña de reelección presidencial para las elecciones de 2012. En las elecciones del 6 de noviembre de 2012, Barack Obama vuelve a ganar las elecciones presidenciales, imponiéndose al candidato republicano, Mitt Rommey.