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Cuando Filipo murió, Alejandro tenía apenas 22 años, pero esto no fue obstáculo para que heredara un reino, un ejército y una tradición militar, además de una educación a cargo de uno de los pensadores más grandes de todos los tiempos: Aristóteles.

En esta época, Atenas y Esparta estaban muy debilitadas, al contrario de Macedonia, que estaba adquiriendo gran poder. Por lo mismo, Alejandro quería vencer a toda costa a los persas y debilitar su poder en Grecia. Con un ejército compuesto por más de 40 mil soldados, logró dar la pelea y triunfar sobre Persia, conquistando Asia Menor y Egipto, que estaban en poder de estos, lo que lo convirtió en el gran libertador. Es precisamente en Egipto donde funda la más famosa ciudad del mundo antiguo: el puerto de Alejandría, famoso por una gran biblioteca compuesta por 700 mil libros.

Tras la conquista de Mesopotamia y luego de penetrar en la India, donde sus hombres se niegan a seguir adelante, se dedicó a reorganizar su gobierno. Se preocupó de mezclar a griegos con bárbaros, ordenando una ceremonia masiva donde soldados griegos y macedonios se casaran con mujeres asiáticas. En el año 324 a.C. murió su mejor amigo, Hefestión, lo que lo sumió en la más amarga melancolía. Un año después murió producto de una corta y extraña enfermedad.

Decadencia de un reino

Cuando Alejandro falleció, no había nadie que pudiera sucederlo en el trono. Antes de morir dijo que el poder lo heredaría el más fuerte, pero en su familia no había nadie que tuviese las condiciones para hacerlo. Solo estaban sus generales, que a estas alturas estaban repartidos por toda la extensión del imperio conquistado. Estos, que eran 34, querían a toda costa llegar al poder, lo que los llevó a enfrentarse durante mucho tiempo. Como consecuencia, se formaron tres grandes reinos, encabezados por generales de Alejandro: el de Egipto, con la dinastía de los Ptolomeos; el de Siria, donde reinó la dinastía de los Seleucidas; y el de Macedonia, con la dinastía de Casandro

La mezcla que se produjo, de elementos helénicos, macedónicos y orientales, dio como resultado lo que hoy llamamos cultura helenística, aunque prevaleció la de los helenos por sobre las otras.

Las ciudades de Antioquía, Pérgamo y Alejandría se transforman en los centros más importantes de desarrollo cultural helenístico. Se construyen museos, bibliotecas, teatros y academias visitados por los pensadores más importantes del mundo antiguo, como Euclides y Arquímedes.

La cultura griega era distinta a la que la civilización helenística estaba viviendo. La primera se caracterizó por ser sobria y moderada, y todo el pueblo participaba de ella; la cultura helenística, en cambio, era lujosa y soberbia, y estaba disponible solo para los más ricos.

De todos los reinos helenísticos, Egipto fue el que más sobresalió. Un general de Alejandro llamado Tolomeo y sus descendientes gobernaron en él durante tres siglos, preocupándose por la cultura. Su último monarca notable no fue un hombre, sino una mujer que más tarde daría mucho que hablar: Cleopatra. Seguramente pensarás que era egipcia, pero realmente era macedónica y su nombre, de origen griego, quería decir "padre famoso". Su padre fue Tolomeo XI.

Después de la época de Cleopatra, los reinos helenísticos fueron conquistados por Roma, absorbiendo toda la cultura griega. De aquí en adelante comienza la cultura greco-romana.


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