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Es un fenómeno característico de atmósferas contaminadas y se identifica cuando el pH (potencial de iones de hidrógeno contenidos en una solución) del agua de lluvia es inferior a 5,65.

Esto se produce porque las combustiones de carbón y derivados del petróleo generan cantidades apreciables de óxidos de azufre (SO2) y de nitrógeno (NOx). Estos dos componentes reaccionan con la humedad de la atmósfera y se convierten en ácido sulfúrico (H2SO4) y ácido nítrico (HNO3), respectivamente. Estos compuestos químicos dan el carácter ácido a la lluvia, nieve, niebla o rocío, precipitaciones que caen sobre el suelo y las plantas, afectándolas negativamente.

De esta manera, los efectos de la lluvia ácida en los ecosistemas son cada vez mayores. Entre estas consecuencias podemos señalar que los suelos se empobrecen ya que pierden elementos minerales básicos, como potasio, magnesio y calcio.

También causa daño directo en las hojas de los vegetales, debido a que las despoja de su cubierta cerosa, provocándoles pequeñas lesiones que alteran su acción fotosintética. Con ello, las plantas pierden sus hojas y, así, la posibilidad de alimentarse y de seguir viviendo. En este punto, podemos señalar que, por ejemplo, los bosques de coníferas son los más perjudicados, porque esta lluvia les dificulta la absorción de agua y nutrientes desde el suelo, provocando que los árboles sean más vulnerables al ataque de plagas y enfermedades.

También los lagos y ríos han bajado su pH, provocando la disminución del número de especies tanto vegetales como animales, ya que muchas de ellas son sensibles a la acidificación que propicia la dilución (disolución de un cuerpo sólido en un líquido) de elementos tóxicos como fosfatos, nitratos y aluminio.

Como ejemplo, podemos señalar los daños que se han producido hasta hoy en los lagos de Suecia y que ha implicado que en las últimas tres décadas se haya presentado un descenso en el valor de pH de 6,5 a 3,5 unidades, por lo que sus aguas son, aproximadamente, 150 veces más ácidas.

Para cambiar esta situación, el gobierno sueco vierte miles de toneladas de cal por año para neutralizar los efectos de la acidez. Sin embargo, el problema no se ha podido solucionar completamente.

Otro efecto negativo de la lluvia ácida es que afecta los ciclos biológicos y reproductivos de algunas especies, produciendo con ello una alteración en la cadena trófica. Esto ocurriría en el desarrollo de algunos líquenes y hongos y de algunos invertebrados, como los moluscos. Así, por ejemplo, en el caso del daño a los moluscos, los peces (el siguiente nivel en la cadena) perderían su alimento y por consiguiente también las aves y los peces o mamíferos más grandes que se alimentan a la vez de dichos peces.

La lluvia ácida también acelera la corrosión en materiales de construcción y pinturas. Esto ha ocasionado un daño casi irreparable en edificios, monumentos y esculturas que constituyen el patrimonio histórico y cultural del mundo. Por ejemplo la Acrópolis de Grecia.

Efectos en la salud humana

Hasta el momento no se ha demostrado que la lluvia ácida tenga efectos nocivos directos en nuestra salud. Sin embargo, indirectamente sí se puede hablar de algunos efectos, ya que la acidificación de las aguas subterráneas que son transportadas hacia los sistemas de agua potable contienen algunos metales pesados como plomo (Pb) que pueden provocar daño en los huesos, riñones e hígado.


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