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Hablamos de ejercicio físico cuando planificamos, estructuramos y repetimos la actividad física que realizamos con el fin de mantener o mejorar los componentes de nuestra forma física.

Nos referimos a la aptitud física como la capacidad que tiene nuestro organismo para realizar de manera eficiente, retardando la aparición de la fatiga y disminuyendo el tiempo necesario para recuperarse distintas actividades físicas, dando como resultado el buen funcionamiento de nuestro órganos, aparatos y sistemas.

El tener una buena aptitud física nos permite llavar a cabo nuestras actividades cotidianas de manera eficiente, sin fatigarnos demasiado, y aún así mantener energía suficiente para disfrutar pasatiempos y enfrentar emergencias imprevistas.

Nuestra aptitud física tiene estrecha relación con las siguientes características:

– Las tareas que podemos realizar.

– La capacidad que tenemos para realizar un esfuerzo físico.

– La calidad de nuestro cuerpo en términos de su estado de adaptación tanto en condiciones ambientales normales como extremadamente desfavorables.

Distintos factores que determinan nuestra aptitud física:

Los seres humanos no somos perfectos, y esto incluye a nuestra aptitud física. Constantemente podemos encontrar en nuestro ambiente físico, social o biológico algún factor que afecte el grado que podríamos alcanzar de aptitud física. Alguno de estos factores son los siguientes:

– Edad.
– Herencia.
– Sexo.
– Estilo de vida.

– Ambiente.

La importancia del ejercicio físico

El ejercicio físico produce importantes modificaciones en la personalidad, tales como estabilidad emocional, autoestima, extroversión, mejorando igualmente la percepción de sí mismo.
En lo que respecta a la depresión, en diferentes trabajos de investigación se ha podido constatar un efecto antidepresivo del ejercicio. El ejercicio físico, por tanto, es un elemento terapéutico importante en las depresiones leves o moderadas.

Al mejorar la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez y la sensación de bienestar, se produce una estabilidad en la personalidad caracterizada por el optimismo, la euforia y la flexibilidad mental.

Los programas de actividad física deben proporcionar relajación, resistencia, fortaleza muscular y flexibilidad. En la interacción del cuerpo con el espacio y el tiempo a través del movimiento, se construyen numerosos aprendizajes del ser humano. Esta construcción se realiza a través de una sucesión de experiencias educativas que se promueven mediante la exploración, la práctica y la interiorización, estructurando así el llamado esquema corporal.


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