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Tres son los movimientos de la Tierra: rotación, que consiste en un giro permanente sobre su propio eje, que dura un día; la traslación, que es la órbita en forma de elipse que efectúa la Tierra en torno al Sol durante un año, y el movimiento conjunto que hace con el resto de los astros que forman parte del Sistema Solar, siguiendo al Sol en su traslación en torno al centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia.

Rotación

La rotación toma casi un día para completarse (23 horas, 56 minutos, 4,09 segundos) y se realiza en el sentido contrario a las agujas del reloj, es decir, de oeste a este.

Los efectos de la rotación son los siguientes:

El día y la noche

A raíz de este movimiento, en la mitad del globo terráqueo que recibe la luz del Sol es de día, mientras que en la otra mitad es de noche. Y como la Tierra está en continuo movimiento de rotación, el día o la noche avanzan según corresponda.

Diferencias horarias

Al agregar a la rotación el hecho de que la Tierra no es plana, se produce el fenómeno de los distintos horarios que hay en el mundo, al recibir el planeta la luz del Sol por partes y con distinta intensidad. Para ordenar un poco esto se crearon los husos horarios.

Los puntos cardinales

Como siempre el Sol sale por el este u oriente y se pone hacia el oeste u occidente, gracias a la rotación, eso nos permite ubicarnos en los puntos cardinales. El norte y el sur están precisados por los extremos del eje terrestre, situados en cada uno de los polos.

Achatamiento de los polos

Al girar sobre su propio eje, la Tierra genera una fuerza centrífuga que aplana los polos y ensancha el centro o Ecuador.

Desviación de los vientos y de las corrientes marinas

La fuerza centrífuga ocasiona que los vientos y las corrientes marinas circulen en sentido contrario en cada uno de los hemisferios. Este fenómeno se llama Efecto Coriolis.

La traslación

La Tierra recorre una órbita elíptica alrededor del Sol, que mide, aproximadamente, 930 millones de km y que es transitada a un velocidad de 29,79 km por segundo, durante 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,8 segundos.
La fracción de horas, minutos y segundos se suma, agregándole un día cada cuatro años al mes de febrero, que en lugar de 28 días tiene entonces 29. Los años a los que se les añade este día se llaman bisiestos.

La órbita elíptica que describe la Tierra causa variaciones en la distancia entre nuestro planeta y el Sol. Durante enero la Tierra se acerca lo máximo al Sol, a 147,5 millones de km, lo que se llama perihelio. En cambio, en julio, alcanza su mayor separación, en 152,5 millones de km, en lo que se conoce como afelio.

Un importante efecto de la traslación es que permite la existencia de las distintas estaciones: verano, otoño, invierno y primavera. Claro que la traslación se complementa con la inclinación del eje de la Tierra (23 grados, 27 minutos), ya que debido a este último factor, siempre hay una mitad que está más cerca del Sol.

Cuando es el polo norte el que se inclina hacia el Sol (de marzo a septiembre), los rayos solares llegan con fuerza al Hemisferio Norte. Esto significa la aparición de la primavera y del verano, mientras que en el Hemisferio Sur el otoño y el invierno son las estaciones que dominan y el polo sur permanece en oscuridad. Sin embargo, de septiembre a marzo, es el polo sur el que se acerca más al Sol, por lo que los papeles se invierten.

Como la intensidad de los rayos solares es la máxima en verano y mínima en invierno, la duración de los días es mayor en la época estival y corta en la invernal.

La llegada de las estaciones está determinada por los solsticios y los equinoccios.

Los equinoccios indican la aparición del otoño y de la primavera, y ocurren cuando el día y la noche duran lo mismo en toda la Tierra. El 21 de marzo se inicia el otoño en nuestro hemisferio y la primavera en el Hemisferio Norte. Y el 23 de septiembre comienza la primavera en el Hemisferio Sur y el otoño en el Hemisferio Norte.

Sin embargo, la fecha de los solsticios y los equinoccios puede alterarse en uno o más días, debido a que, como vimos, la traslación tarda un poco más de un año en completarse.

Ubiquémonos

Los paralelos y meridianos son coordenadas geográficas que nos permiten ubicarnos y localizar sitios en nuestro planeta, a través de la latitud y longitud.

Los paralelos son circunferencias perpendiculares al eje terrestre, orientados en un sentido este-oeste. Su largo depende de su ubicación. El de mayor extensión es la línea del Ecuador o paralelo cero grados, que mide alrededor de 40.000 km y que divide a la Tierra en dos hemisferios, a los que ya hemos hecho referencia: Norte o Septentrional y el Sur o Austral. Desde el Ecuador se establecieron 90 grados hasta el polo norte y 90 grados hasta el polo sur.

Los meridianos son semicircunferencias que parten y finalizan en los polos, es decir, con dirección norte-sur. El meridiano cero grados o de origen pasa por donde funcionaba el observatorio astronómico de Greenwich (hoy convertido en museo) cerca de Londres, separando a la Tierra en dos hemisferios: Occidental u Oeste y Oriental o Este.

En los paralelos, cada grado que los separa equivale a 111 km. En el caso de los meridianos, tienen igual distancia en las áreas próximas al Ecuador y esta va disminuyendo al acercarse hacia los polos donde se juntan, debido a la esfericidad de la Tierra.

Desde el meridiano de Greenwich, hay 180 grados hacia el oeste y 180 grados hacia el este. Esto ocurre porque al ser semicircunferencias, cada meridiano tiene un antimeridiano, que es su opuesto.

Glosario

– Husos horarios: área geográfica de 15º en la cual todos los puntos situados en ella tienen la misma hora.

– Hemisferio: mitad de la esfera. Los hemisferios terrestres son cada una de las mitades en las que se divide la Tierra.