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En otras palabras, todo bien tiene un precio asociado a su uso u obtención, por lo que implica un sacrificio en términos de una menor disponibilidad de otros bienes.

Esto se denomina costo de oportunidad, y se refiere a lo que debemos renunciar para obtener lo que necesitamos prioritariamente.

El costo de oportunidad no sólo es válido para la sociedad en su conjunto, sino también para cada individuo. Diariamente, cada persona toma decisiones respecto a lo que consume: escoge lo que desea comer; si se compra alguna prenda de ropa o prefiere salir de paseo; más consumo o más ahorro; más educación o más entretención; trabajar más para así obtener un mayor ingreso, o tener más tiempo para el descanso, etc.

Así, considerando su ingreso y los precios de los distintos bienes y servicios que necesita y le gustaría adquirir, cada individuo eligirá consumir aquellos que considera más imprescindibles, y que le reportan un bienestar mayor que el costo que le significará sacrificar el consumo de algún otro bien. Por ejemplo, el presupuesto de una familia promedio prioriza sus necesidades de alimentación, vivienda (arriendo o dividendo), transporte, salud y educación. Sólo si sobra dinero pueden satisfacerse necesidades menos prioritarias, como la entretención (ir al cine, parques de entretenciones, teatro, circos, etc.), el vestuario o algún paseo o viaje.

Costo de producción

Es la valorización de los recursos involucrados en la producción de un bien o servicio, como las materias primas o insumos, mano de obra, maquinarias (capital), etc.

En el costo de producción se considera el beneficio que se obtendrá al producir un determinado bien, respecto al que se podría obtener con la producción de otros bienes utilizando los mismos factores productivos.

Por ejemplo, el dueño de una panadería deja de producir pan y se dedica solo a los pasteles, porque estos son más rentables. Utiliza los mismos recursos (panadero, harina, horno, local, etc.), pero como la elaboración y el número de ingredientes es mayor, los precios son más altos y la ganancia es mayor.or otro lado, los pasteles pueden ser menos rentables que las tortas de novios; pero como no está seguro de tener pedidos constantes, el dueño de la pastelería prefiere quedarse en el negocio de los pasteles surtidos.


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