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La guerra enfrentó a Chile con Perú y Bolivia, en el territorio que hoy corresponde al norte del país. Esta se dio a fines del siglo XIX, específicamente entre los años 1879 y 1883.

La Guerra del Pacífico se divide en cinco etapas: Campaña Marítima, Campaña de Tarapacá, Campaña de Tacna y Arica, Campaña de Lima y Campaña de la Sierra. Durante todas estas etapas, el ejército chileno logró avanzar hacia el norte hasta vencer finalmente en la sierra peruana.

Al inicio de la Guerra del Pacífico, Chile presentaba una considerable desventaja en cuanto a sus fuerzas militares. La población de nuestro país alcanzaba a los dos millones y medio de habitantes y el ejército apenas enteraba los 2.500 hombres. Una situación diferente presentaba Perú, el cual tenía tres millones de habitantes y su ejército se componía de 8.000 efectivos. En el caso de Bolivia, sus fuerzas armadas estaban integradas por 3.000 hombres y sus habitantes llegaban a los dos millones.

En materia de poderío naval, las condiciones tampoco eran favorables a nuestro país. Mientras Perú disponía de cuatro acorazados y varios transportes y corbetas, Chile solo contaba con dos y unas pocas fragatas y corbetas, algunas de ellas viejas y bastante endebles. Bolivia, por su parte, no tenía ningún barco de guerra. Justamente fue en el área naval que comenzaron las acciones de guerra.

Antecedentes de la guerra

Desde la organización del país, se sostuvo que la frontera norte de nuestro territorio era el desierto de Atacama, una imprecisión que propiciaba diferentes interpretaciones respecto de hasta donde llegaba la soberanía ejercida por Chile en la zona y, por ende, el límite con Bolivia. Nuestro gobierno afirmaba por entonces que Chile dominaba hasta el paralelo 23, mientras que Bolivia ratificaba su soberanía hasta el paralelo 25, lo que generaba controversias entre ambas naciones.

En 1866, bajo la presidencia de José Joaquín Pérez y del general Mariano Melgarejo, en Chile y Bolivia, respectivamente, se intentó resolver las diferencias limítrofes a través de un tratado que fijó la frontera de ambos países en el paralelo 24. Además, el acuerdo señalaba que las ganancias obtenidas por la producción salitrera y guanera entre los paralelos 23 y 25 serían repartidas en partes iguales entre las dos naciones.

Sin embargo, nuestro país nunca recibió las mencionadas ganancias, por lo que se hizo necesaria una nueva ronda de gestiones diplomáticas.

Las conversaciones llegaron a buen término en 1874, año en que se anuló el acuerdo anterior, manteniéndose como límite el paralelo 24, pero sin repartición de ganancias y con la renuncia absoluta de ambos países a las aspiraciones territoriales más allá del paralelo establecido. Además, se determinó en el acuerdo que por un plazo de 25 años Bolivia se comprometía a no fijar nuevos impuestos sobre las empresas y personas chilenas que explotaban las riquezas minerales en la región.

El pacto secreto peruano-boliviano (1873)

La génesis del tratado secreto firmado entre Perú y Bolivia se encuentra en 1870. En ese año, Perú estaba atravesando por una delicada situación económica, debido a que el guano que explotaba, del cual provenían gran parte de sus ingresos fiscales, se había agotado. Su otro recurso natural, el salitre, estaba en manos privadas.

La única solución era sacar a Chile de la competencia en la extracción del salitre, para transferir la propiedad de las salitreras al Estado y hacerse del monopolio. Para defender esta opción, Perú y Bolivia idearon este pacto secreto contra Chile

Transgresión y enfrentamiento

Los años que siguieron al acuerdo fueron bastante vertiginosos para las naciones vecinas. Mientras nuestro país salía airoso de los vaivenes económicos que enfrentó hasta 1878 y gozaba de una estabilidad política envidiable, Perú y Bolivia vivían importantes cambios políticos. En 1876, en Perú, se eligió como presidente a Mariano Ignacio Prado mientras que, en Bolivia, se inició el gobierno de Hilarión Daza.

Ambos gobiernos implementaron una serie de medidas para contrarrestar la crisis económica que los afectaba, entre las que se incluyó, por parte de Bolivia, una ley que aumentaba en diez centavos por quintal de salitre, los impuestos a las empresas chilenas situadas en la zona de exención. Esto significaba una clara violación al acuerdo establecido en 1874, por lo que no se hizo esperar la voz de alerta de los empresarios chilenos, quienes desconocieron la nueva normativa y se negaron a pagar, desencadenando una serie de hechos sin retorno.

La molestia del gobierno boliviano fue tal que de inmediato ordenó el embargo y remate de las salitreras chilenas de la zona. Una medida arbitraria, ante la cual el presidente de nuestro país, Aníbal Pinto, reaccionó resolviendo la toma de la ciudad de Antofagasta, el mismo día fijado para el remate, un 14 de febrero de 1879. Con el paso de los días, la Escuadra nacional alcanzaría hasta la altura del río Loa, dominando casi la totalidad del litoral boliviano.

Campaña Marítima (1879)

La situación claramente desfavorecía a nuestro país, sobre todo en el ámbito naval. Pero, a pesar de ello, los estrategas chilenos tenían claro que el dominio del mar era una ventaja inmejorable en cualquier conflicto armado y se lanzaron a la conquista del océano Pacífico. Se iniciaron así las campañas marítimas, cuya primera acción fue el bloqueo del puerte de Iquique.

La guerra se desarrolló en varias etapas, siendo la primera la campaña marítima, en la que se produjo el famoso Combate Naval de Iquique.

El Combate Naval de Iquique

En un intento por dominar la vía marítima, la escuadra chilena -al mando del contralmirante Juan Williams Rebolledo- bloqueó Iquique, principal puerto salitrero del Perú. Poco después se dirigió al puerto de Callao para sorprender a la escuadra peruana. En Iquique quedaron dos barcos de madera, bastante viejos, para sostener el bloqueo: la Esmeralda y la Covadonga. La primera estaba al mando de Arturo Prat y la segunda, de Carlos Condell.

En la mañana del 21 de mayo de 1879, la Esmeralda y la Covadonga fueron sorprendidas por dos enormes embarcaciones peruanas, sus buques más poderosos: el Huáscar, al mando de Miguel Grau, y la Independencia, comandada por Juan Guillermo Moore.

Al ver el desamparo en que se encontraban las naves chilenas, y después de un nutrido intercambio de cañonazos, Miguel Grau lanzó al Huáscar sobre la Esmeralda, espoloneándola. Al grito de «¡Al abordaje!, muchachos», Prat saltó sobre la cubierta del buque adversario. Solo alcanzaron a seguirlo el sargento Juan de Dios Aldea y otro soldado no identificado, quienes, junto con Prat, murieron sobre la cubierta del monitor peruano. Minutos más tarde, el teniente Ignacio Serrano, sucesor de Prat, saltó con 10 ó 12 marinos, muriendo todos ellos.

Después de cuatro horas de lucha, la Esmeralda se hundió y desapareció en el mar, dejando a 120 de sus defensores en el recuerdo y solo a 60 sobrevivientes. Luego del hundimiento de la Esmeralda, la Covadonga derrotó en Punta Gruesa a la Independencia. Esto salvó, sin duda, a muchos puertos chilenos.

Combate de Angamos

Sin embargo, el Huáscar incursionó en aguas del norte y atacó los puertos de Antofagasta, Caldera, Coquimbo, Taltal y Tocopilla. Una de las acciones más importantes fue la captura del transporte chileno Rímac, el 23 de julio de 1879, que llevaba material de guerra y 240 carabineros pertenecientes al regimiento de caballería de Yungay.

Esto no hizo más que confirmar las grandes habilidades de Miguel Grau. Ante esto, la ciudadanía comenzó a protestar y exigió un cambio en la dirección de la guerra. Galvarino Riveros fue nombrado jefe de la escuadra, y Juan José Latorre tomó el mando del Cochrane, reparado en Valparaíso.

Ante la imposibilidad de comenzar una campaña terrestre e invadir el sur de Perú, se llegó a la conclusión de que la única forma de lograrlo era hundiendo al Huáscar.

En la mañana del 8 de octubre, las naves peruanas fueron avistadas desde Antofagasta; frente a Angamos, en Mejillones, se toparon con una división de la escuadra chilena. Luego, el Huáscar quedó entregado al ataque del Cochrane; Latorre le disparó sin parar y Grau cayó en uno de los primeros tiros. Lo mismo ocurrió con los jefes que lo suceden en el mando.

El Huáscar, reparado en Valparaíso, pasó a ser una de las naves más poderosas de la escuadra chilena.

La Campaña de Tarapacá (1879)

El desembarco en Pisagua fue solo el inicio del avance de las tropas chilenas en territorio enemigo. Inmediatamente, los soldados se internaron en la pampa, produciéndose el 6 de noviembre un enfrentamiento en pampa Germania, donde la caballería chilena resultó triunfadora.

Batalla de Dolores

Aproximadamente unos seis mil hombres, bajo las órdenes del coronel Emilio Sotomayor, partieron de Pisagua internándose en las pampas de Tarapacá. Ante esto, las fuerzas aliadas de Perú y Bolivia, al mando del general Juan Buendía, avanzaron hacia el norte. Sotomayor ocupó el cerro de San Francisco en la pampa de Dolores, dando inicio a la batalla en la tarde del 19 de noviembre de 1879. Tras el combate, Buendía abandonó el campo y Sotomayor quedó con 62 muertos y 187 heridos.

Combate de Tarapacá

El general Buendía, a pesar de su reciente derrota, logró reunir a unos cinco mil hombres, más los 1.500 que se encontraban en la guarnición de Iquique. El cuartel general chileno se equivocó en cuanto al número de la tropa enemiga, por lo que solo mandó al enfrentamiento a unos dos mil hombres. El 27 de noviembre de 1879 se desarrolló el combate de Tarapacá, donde las fuerzas chilenas fueron derrotadas. Sin embargo, esto no significó un retroceso en los planes chilenos, ya que los peruanos y bolivianos se replegaron hasta la ciudad de tacna, dejando el camino libre para la ocupación efectiva de Tarapacá.

Entre tanto, en Perú se produjeron desórdenes al saberse la noticia, y el Presidente Prado entregó el mando del ejército de Tacna al contralmirante Lizardo Montero. Sin embargo, la revolución del pueblo lo obligó a dejar su cargo en manos del vicepresidente. Más tarde, el 23 de diciembre, una revolución le confirió el poder a Nicolás de Piérola.

Lo mismo ocurrió en Bolivia, donde el coronel Eleodoro Camacho le arrebató el cargo al general Daza. El pueblo eligió finalmente al general Narciso Campero.

Campaña de Tacna y Arica (1880)

A fines de febrero de 1880 Chile había preparado su ejército para una nueva invasión. Fue así como 13 mil hombres desembarcaron en Ilo y Pacocha, al norte de Arica para lanzarse sobre el ejército de Tacna, apoyado por tropas bolivianas. Entretanto, el general Manuel Baquedano-que había sustituido a Escala- ordenó destruir todas las fuerzas peruanas ubicadas en la cuesta de Los Angeles. Así, el 21 de marzo, las fuerzas chilenas cayeron sobre sus adversarios, adjudicándose el primer triunfo. Sin embargo, la felicidad no fue completa, ya que de manera repentina falleció el ministro de Guerra en campaña, Rafael Sotomayor.

Batalla de Tacna

Durante la mañana del 26 de mayo de 1880, diez mil chilenos al mando de Baquedano atacaron a los peruanos y bolivianos, derrotándolos por completo. Mientras los peruanos se retiraban a Arequipa, los bolivianos se iban al Altiplano, para no volver a participar en la guerra. Baquedano perdió dos mil hombres y los aliados dejaron dos mil ochocientos entre muertos y heridos, y más de dos mil prisioneros.

La toma de Arica

Con el fin de conseguir una verdadera victoria, que asegurará el dominio de la región, la idea era tomarse Arica, ocupando la fortificada plaza de la ciudad. Es así, como el 7 de junio de 1880 las fuerzas chilenas, al mando del general Pedro Lagos, se tomaron el Morro de Arica, baluarte de las fuerzas peruanas. Esta fue una de las acciones más violentas de la campaña terrestre de la Guerra del Pacífico. En ella murió más del 30 por ciento de los hombres peruanos que defendían la plaza, y el 10 por ciento de los soldados chilenos. Con la conquista de los fuertes del Morro y los de la playa, el puerto de Arica quedó finalmente en poder de los chilenos.

Conferencias de paz

Invitados por el gobierno de Estados Unidos, el 22 de octubre comenzaron en Arica las conversaciones de paz para llegar a un acuerdo entre las tres naciones en conflicto. Se reunieron representantes de los tres países; sin embargo, los aliados no aceptaron la cesión de Tarapacá, que Chile exigía como indemnización por los gastos. Con esto, se puso fin a las conversaciones.

La Campaña de Lima (1880)

El gobierno del Presidente Aníbal Pinto se sentía satisfecho con los logros alcanzados hasta ese momento, tras la conquista de territorios peruanos que comprendían la región de Tarapacá, Tacna y Arica. Sin embargo, presionado por el Congreso y los partidos políticos, Pinto decidió iniciar la campaña de Lima. Es así como en los primeros días de noviembre salió de Arica la primera división del ejército chileno.

José Francisco Vergara, sucesor de Rafael Sotomayor, se encargó de preparar las fuerzas chilenas que entrarían a la capital peruana.

El 20 de noviembre, las tropas chilenas desembarcaron en Paracas, localidad a más de 200 kilómetros de Lima. Desde ahí comenzó el avance, ocupando varios poblados sin mayor oposición, hasta el 13 de enero de 1881, fecha en que las tropas comandadas por Manuel Baquedano se enfrentaron a las fuerzas peruanas en tres combates consecutivos: la batalla de San Juan, el asalto al morro Solar y la batalla de Chorrillos.

Batalla de Chorrillos (13 de enero de 1881)

Manuel Baquedano se dirigió al valle de Lurín, a quince kilómetros al sur de Lima, con más de 20 mil hombres, mientras Piérola dirigía a 30 mil, con más de cien cañones, en San Juan, Chorrillos y Miraflores.

Baquedano optó por atacar de frente el campo enemigo, mientras Lynch atacó a 400 metros del enemigo. Sin embargo, no todas las divisiones del ejército estaban presentes apoyando la causa; aunque tardó un poco, la tercera división entró al mando del coronel Arístides Martínez y la segunda hizo lo suyo más tarde. La batalla finalizó con el triunfo absoluto de nuestro país.

El ejército peruano, al mando de Piérola, estaba prácticamente perdido. Solo quedaban unos cinco mil hombres de reserva en Miraflores.

Batalla de Miraflores (15 de enero de 1881)

Chile había perdido a muchos hombres durante esta guerra y Baquedano no estaba dispuesto a seguir. Por lo mismo, envió al estadista Isidoro Errázuriz, secretario del ministro Vergara, para ofrecerle la paz a Piérola. Sin embargo, esto no dio resultado y Piérola, que ya había preparado a sus hombres, atacó al ejército chileno. La contienda fue desigual, ya que Chile solo contaba con cuatro mil hombres, mientras que los peruanos atacaron con quince mil.

El general Pedro Lagos se dio el tiempo para que llegaran más fuerzas al ataque, hasta que por fin logró dar un duro golpe al ala derecha del enemigo. Finalmente, el ejército chileno venció a los limeños obligándolos a huir totalmente derrotados.

Campaña de la Sierra (1881-1884)

La Campaña de la Sierra es la última y más larga etapa de la Guerra del Pacífico. Su mombre tiene relación con la sierra peruana, ya que desde abril de 1881 hasta junio de 1884, un grupo de batallones chilenos combatió fuertemente en las altas mesetas de la sierra de ese país contra las fuerzas contrarias. Ya bajo la presidencia de Domingo Santa María, y durante tres años y dos meses, los soldados chilenos arriesgaron su vida por el triunfo definitivo de nuestro país; a esta fracción del ejército se le denominó «División de los Batallones Solitarios», quienes combatieron contra las fuerzas reorganizadas del general peruano Andrés Avelino Cáceres.

En la sierra peruana algunas tropas regulares, además de indígenas que se les sumaron, realizaron una fuerte resistencia a la ocupación. En este lugar se desarrollaron algunos enfrentamientos armados, como el Combate de Sangra (26 y 27 de junio de 1881), el de La Concepción (9 y 10 de julio de 1882) y la Batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883).

El primer paso del general Cáceres (Campaña de la Breña) fue la guerra de guerrillas, lapso en que ganó tiempo para formar un buen ejército de unos tres mil hombres, ocho piezas de artillería, un regimiento de caballería y el fuerte apoyo de campesinos que terminaron por incorporarse como guerrilleros.

Por lo mismo, el jefe político-militar de Chile, el contraalmirante Patricio Lynch, decidió que mientras no se destruyera totalmente al ejército peruano, no se podía seguir con la lucha hacia la paz. Fue así como Lynch creó la División del Centro, con tres mil hombres, con el único objetivo de conquistar la Sierra Central. En 1882, este ejército -al mando del coronel Gana- logró reducir a las fuerzas peruanas a poco más de mil hombres.

El 1 de febrero de 1882 tomó el mando de las fuerzas chilenas el coronel Estanislao del Canto, comandante del Regimiento Segundo de Línea, mientras las tropas peruanas se reorganizaban para derrotar a la División del Centro, que ya se encontraba en las orillas del río Mantaro, lugar elegido por el general Del Canto como sede del cuartel general.

La idea de Cáceres era encerrar a Del Canto en el valle de Mantaro, dividiendo sus tropas en tres: al mando de los coroneles Juan Gastó y Máximo Tafur, y otra a su cargo.

El 5 de julio, Estanislao del Canto dispuso que la cuarta compañía del Chacabuco, al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto, relevara una fracción del mismo regimiento.

Combate de La Concepción

El Combate de La Concepción es considerado, hasta hoy, como uno de los hechos más dramáticos de la Guerra del Pacífico. Se llevó a cabo los días 9 y 10 de julio de 1882 precisamente en el pueblo peruano de La Concepción. La guarnición completa del regimiento Chacabuco, compuesta por 77 jóvenes al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto, resistió durante dos días el ataque de dos mil soldados peruanos, que tuvo como resultado la muerte de todo el contingente chileno.

El 9 de julio a las dos de la tarde comenzó la batalla, en la que cayó un grupo de jóvenes chilenos. Sin embargo, el ejército de Chile derrotó en forma definitiva a las fuerzas peruanas en la Batalla de Huamachuco, luego de la cual se firmó el Tratado de Ancón (1883), por el cual se puso fin a la guerra con Perú. Más tarde se suscribió un pacto de tregua con Bolivia (1884), ya que este país no aceptó firmar un tratado de paz.

Tratados que ponen fin a la Guerra del Pacífico

Para poner fin a la guerra se firmaron dos tratados distintos. Uno con Bolivia y el otro con Perú.

La paz con Bolivia (4 de abril de 1884)

Bolivia se negó a firmar un tratado de paz con Chile, por lo que sólo suscribió un pacto de tregua. En este se estableció que Chile mantendría la ocupación del territorio entre el río Loa y el paralelo 23, la región de Antofagasta.

 Esta entrega fue definitiva con el tratado que se firmó el 20 de octubre de 1904. Este pacto también estableció la construcción del ferrocarril Arica-La Paz, financiada por el gobierno chileno, estableciéndose que la sección boliviana se traspasaría a dicho país en quince años.

 El gobierno chileno pagó a Bolivia trascienteas mil libras esterlinas. Además, le concedió amplio y libre derecho a tránsito comercial por el territorio chileno y los puertos del Pacífico (en la I y II regiones). Podía establecer agencias aduaneras en los puertos.

Tratado de Ancón (20 de octubre de 1883)

Perú le cedió a Chile, de manera definitiva e incondicional, el territorio de la provincia de Tarapacá, que limita al norte con la quebrada y el río Camarones y por el sur, con la quebrada y el río Loa y, al oriente, con Bolivia.
 
Igualmente, el territorio de las provincias de Arica y Tacna, que limita al norte con el río Sama y por el sur con la quebrada y el río Camarones, sería adminsitrado temporalmente por Chile. Su soberanía sería definida por un plebiscito que se efectuaría en diez años.

Dicha votación no se llevó a cabo. El 3 de junio de 1929, un nuevo tratado entre ambos países estableció que Perú se quedaría con Tacna y Chile con Arica.

La frontera quedó establecida de oeste a este, desde un punto de la costa que se denominaría Concordia, ubicada a 10 km del puente del río Lluta, paralelo a la vía férrea de Arica a La Paz y distante 10 km de esta, hasta la frontera con Bolivia.

Consecuencias de la Guerra del Pacífico

En Chile

Durante el transcurso de la Guerra del Pacífico, el progreso de Chile no se vio interrumpido; por el contrario, la guerra estimuló el desarrollo de la economía industrial, lo que contribuyó al financiamiento del Ejército en campaña. Terminado el conflicto, Chile consolidó su presencia en el norte del país al aumentar su territorio, convirtiéndose en el país más importante de Latinoamérica en las costas del Pacífico.

Gracias a la expansión de su territorio, logró valiosas riquezas naturales que impulsaron la actividad económica del país.

La inmigración fue tan grande que la población de Antofagasta pasó de 5.384 habitantes en 1875, a 21.213 diez años más tarde, y la de Tarapacá, de 39.255 a 45.086, en el mismo período.

Por otro lado, los aranceles sobre el salitre beneficiaron ampliamente la construcción de nuevas obras públicas, como puertos y ferrocarriles, obras sociales y refuerzos para las fuerzas armadas.

También, una vez finalizada la Guerra del Pacífico se incrementaron el cultivo de trigo en el sur y la vitivinicultura en el centro, y las empresas industriales de producción de bienes de consumo se expandieron.

Finalmente, y gracias a los créditos recibidos por su buena reputación, Chile modernizó sus principales ciudades, los servicios de sanidady la educación, y realizó la construcción de grandes edificios.

En Bolivia

A diferencia de nuestro país, la Guerra del Pacífico constituyó para Bolivia uno de los episodios más dramáticos de su historia. Su ejército fue totalmente derrotado, lo que le significó la pérdida del único territorio con salida al mar que poseía. Desde ese entonces, y hasta el día de hoy, el no tener acceso al mar ha significado un problema para esta nación.

Además, el territorio que perdió a manos de Chile le significó un gran deterioro en su economía, debido a la pérdida del salitre, por lo que su crecimiento distó mucho del auge que vivió nuestro país.

En Perú

Al igual que Bolivia, Perú no tuvo un buen recuerdo de su paso por la Guerra del Pacífico, ya que su participación significó la derrota de sus fuerzas. A diferencia de Chile, que no detuvo su progreso durante la guerra, Perú sufrió grandes divisiones sociales; por un lado estaban los campesinos indígenas, y por el otro, los terratenientes, creándose fuertes pugnas entre ellos.

Por otra parte, las principales exportaciones del país habían sido el guano, el salitre y el azúcar; sin embargo, el bloqueo de Chile a todo el territorio donde se producían, durante la guerra, había dejado al Perú en la ruina.

Cronología de la guerra

Las fechas que marcaron el conflicto:

1879:

14 de febrero: las tropas chilenas ocupan Antofagasta.

1º de marzo: Bolivia declara la guerra a Chile.

Marzo: elecciones parlamentarias en Chile.

1º de abril: Chile decide declarar la guerra a Perú y Bolivia.

12 de abril: primer combate naval entre la cañonera Magallanes y las naves peruanas Unión y Pilcomayo.

21 de mayo: Combate Naval de Iquique.

8 de octubre: Combate de Angamos, donde se rinde el Huáscar.

5 de noviembre: las tropas chilenas se toman Pisagua y Junín.

19 de noviembre: Batalla de Dolores.

26 de noviembre: Batalla de Tarapacá.

Noviembre: golpes militares en Perú y Bolivia.

1880:

Abril: infructuoso bloqueo del Callao, que duró un año.

7 de junio: tropas chilenas toman el Morro de Arica.

25 de diciembre: ofensiva contra Lima.

Desde 1879, cuando las tropas chilenas ocupan Antofagasta hasta la rendición de Arequipa y la firma del pacto de tregua con Bolivia en 1884, muchos fueron los acontecimientos importantes que es necesario conocer.

1881

13 de enero: Batalla San Juan Chorrillos.

15 de enero: Batalla de Miraflores.

18 de enero: ocupación de Lima.

22 de febrero: una asamblea de 150 notables designa un nuevo Presidente de Perú.

5 de julio: Domingo Santa María es elegido Presidente de Chile.

1882:

26 de marzo: elecciones parlamentarias en Chile.

10 de julio: Batalla de La Concepción.

1883:

10 de julio: Batalla de Huamachuco.

20 de octubre: Tratado de Ancón.

24 de octubre: rendición de Arequipa.

1884:

 4 de abril: se firma un pacto de tregua con Bolivia.


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