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Definición y análisis

La comunicación es un proceso mediante el cual se transmiten informaciones, sentimientos, pensamientos, y cualquier otra cosa que pueda ser transmitida.

Decimos que la comunicación es un proceso, porque se lleva a cabo en un lapso de tiempo. Se necesitan varios elementos y de tiempo suficiente para que ella, en efecto, se realice. Con este fin, hay que pasar por varias etapas, que -aunque muy cortas- es necesario cumplir.

Elementos de la comunicación

En la comunicación, todos los elementos son importantes y absolutamente imprescindibles. Si cualquiera de ellos faltara, el proceso quedaría incompleto y la comunicación no se realizaría.

Estamos ante una situación comunicativa, cuando este proceso se completa sin problemas. Entonces, cuando se produce una situación comunicativa, es porque algo se ha transmitido.

El mensaje: lo primero que hay que tener, para que pueda haber comunicación, es ese algo que se desea transmitir. Esto constituye el primer elemento de la comunicación, y le llamaremos mensaje.

Por ejemplo, si alguien está perdido en una calle, y le pregunta a un carabinero: «Oiga, ¿puede decirme cómo llegar a la avenida principal?», este fue el mensaje transmitido.

Ahora bien, lo más probable es que el mensaje que se ha transmitido genere a su vez una respuesta. En ese caso, se produce un mensaje nuevo, que podría ser, por ejemplo: «Doble por la siguiente esquina».

Emisor y receptor: otra condición de cualquier situación comunicativa es que deben existir dos partes interviniendo en ella. Una, es la que transmite el mensaje, y la otra, es a quien se le transmite.
En nuestro ejemplo, una es la persona perdida, y la otra, el carabinero.

A la parte que transmite el mensaje, le llamaremos emisor, y a la que lo recibe, receptor.
Cualquier persona o grupo de personas puede hacer estos papeles. Por ejemplo, si se está jugando un partido en el estadio, y toda la gente de las graderías grita: «¡Bravo!» después de una buena jugada, toda la gente es el emisor de ese mensaje. Y, naturalmente, el jugador será el receptor de ese mensaje.

Los papeles de emisor y receptor pueden ser adoptados indistintamente por las personas, dependiendo de las circunstancias.

Si una niña le dice a su mamá: «Te quiero», la niña es el emisor, y su mamá el receptor. Pero cuando la mamá, inmediatamente, le contesta: «Yo también», entonces es la mamá el emisor y la niña el receptor.

O sea, cuando tenemos una conversación, somos alternadamente emisor y receptor.
Mensaje, emisor y receptor son básicos para que exista comunicación, pero aún nos falta un elemento más.

Código, signos para comunicarnos

Piensa en esto: ¿Qué ocurriría si mientras lees aquí, te encuentras con: «tipi sap ñac tuba huag»? ¿Lo entenderías? Por cierto que no. Hay un emisor, un mensaje -aunque no se entiende-, y un receptor, que eres tú, pero no has podido recibir el mensaje. ¿Por qué? Porque la forma en que estaba escrito ese mensaje tú no la conoces. A lo mejor es otro idioma, o es una escritura con clave, etcétera.

Para que se produzca la comunicación, entonces, es necesario un nuevo elemento, que llamaremos código. Se trata de un conjunto de signos que le permita al emisor transmitir el mensaje, de manera que el receptor pueda entenderlo.

Para que se produzca comunicación se necesita que tanto el emisor como el receptor manejen el mismo código.

 

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