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Los folletines marcaron el comienzo de lo que se ha denominado lectura de consumo masivo, producida con el propósito declarado de llegar a un amplio público, por lo que presupone la existencia de medios que aseguraran la masividad de su difusión.

Los folletines, obra de autores tan famosos como Alejandro Dumas, Honoré de Balzac, Gastón Leroux, entre otros, se publicaban por capítulos en los periódicos de la época. Su edad de oro abarca desde aproximadamente los años cuarenta del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. Después de aparecer en forma seriada en los periódicos (un capítulo a la semana), se editaron en forma de libros y así han llegado hasta nosotros.

La fotonovela

La fotonovela, también llamada cine-novela, surgió en Italia al promediar el siglo XX, y desde allí se propagó hacia Francia, luego España y América Latina, Canadá, África y Cercano Oriente; aunque se mantiene hasta la actualidad con propósitos educativos, su popularidad se vio opacada por la llegada de la televisión.

El género combina una serie de soportes. Del cómic o historieta gráfica toma la presentación en la página y el sistema de leyendas. Del cine adopta la representación visual, en la que domina el primer plano. Los argumentos (el aporte literario), dirigidos a las mujeres, derivan de la novela rosa, del folletín y de la novela sentimental.

Entre las figuras nacionales que participaron en fotonovelas se cuentan Julio Jung, Alfredo Lamadrid, Peggy Cordero, entre otros.

La radionovela era un relato dramatizado difundido por capítulos a través de las ondas de radio.

Temas en la novela por entrega

Los temas más frecuentes en la novela por entrega eran:

La orfandad: la huérfana o el huérfano encuentra, tras un largo camino, a sus padres.

La pobreza: la pareja protagonista: novios, hermanos… es pobre; pero conquistará una fortuna debido a una herencia u otra causa.

La reconquista de lo perdido: la madre encuentra al hijo, el rey reconquista el trono, etc…

La persecución y liberación final: la figura del malvado actúa en la obra como perseguidor de la víctima, pobre mujer raptada o prisionera, hasta que las fuerzas del bien o el valeroso héroe logran rescatarla. Estos temas quedan reflejados en los títulos de algunas obras: María, la hija de un jornalero, La marquesa de Bellaflor, El palacio de los crímenes, Pobres y ricos, El marqués de Sieteiglesias, El martirio del alma, La sombra del gato, La dama de noche, El fantasma de la Opera, etc.