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Algunas veces la vemos completamente redonda, capaz de iluminar toda nuestra cuidad. Otras veces, la vemos muy delgada, casi imperceptible, y algunas veces, simplemente no esta, haciendo que la noche sea muy oscura pero estrellada. A todos estos cambios se les llama fases de la luna, que se producen por interacción entre los movimientos del Sol, la Luna y la Tierra.

Según la posición de la Luna, la Tierra y el Sol, se ve iluminada una mayor o menor porción de la cara visible de la luna. Normalmente se habla de cuatro fases por las que pasa la Luna: Luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante. Estas fases representan porcentajes de iluminación. Por ejemplo, la luna llena representa el 100% de la iluminación del satélite, la luna nueva el 0% y las dos fases restantes el 50%.

La Luna Nueva o novilunio es cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol y por lo tanto no la podemos ver.

En el Cuarto Creciente, la Luna, la Tierra y el Sol forman un ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la mitad de la Luna, en su período de crecimiento.

La Luna Llena o plenilunio ocurre cuando La Tierra se ubica entre el Sol y la Luna; ésta recibe los rayos del Sol en su cara visible, por lo tanto, se puede ver completamente.

Finalmente, en el Cuarto Menguante los tres cuerpos vuelven a formar ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la otra mitad de la cara lunar.

Las fases de la luna son las diferentes iluminaciones que presenta nuestro satélite en el curso de un mes. En un año la luna hace trece recorridos en torno a la Tierra, es decir, trece lunaciones y cada lunación tiene una duración aproximada de 28 días.