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Antecedentes

En 1829 estalló una revolución que enfrentaba dos facciones que pujaban por imponer sus propios modelos políticos, en su visión de la forma que debía adoptar la naciente nación – estado chilena.

Unos eran los liberales, su mirada se dirigía especialmente a Francia, proponiendo un modelo político que garantizaría la mayor cantidad de libertades individuales.

La contraparte era representada por los conservadores, cuya mirada se centraba en el pasado colonial, en el sentido de un poder central fuerte y autoritario que fuera capaz de imponer orden.

Luego de una serie de ensayos constitucionales e instabilidad política que se prolongaron por espacio de siete años, se ahondaron los rencores que culminaron en una verdadera guerra civil.

El detonante se produjo a raíz de los resultados de los comicios para elecciones de congresales, que redundó en la renuncia del Presidente Francisco Antonio Pinto a su cargo, lo sucedió Francisco Ramón Vicuña Larraín, en julio de 1829.

El Congreso dominado por los liberales eligió en el cargo de vicepresidente a Joaquín Vicuña Larraín. A pesar de ser tercera mayoría, pero de tendencia pipiola, los conservadores consideraron que la constitución había sido violada, por lo que se unieron en un solo bloque O’Higginistas, estanqueros y pelucones en contra del gobierno.

El Ejército del sur se encontraba estacionado en Concepción bajo el mando del General Joaquín Prieto, quien se sublevó en defensa de la Constitución y marchó hacia Santiago.

En la capital, las tropas de gobierno quedaron a cargo del General Francisco de la Lastra. El primer choque entre ambos ejércitos se produjo el 14 de diciembre de 1829 en Ochagavía, a las puertas de Santiago. Tras el combate en que no hubo vencedores ni vencidos, ambos bandos acordaron firmar una tregua y poner a disposición de Freire el mando del país.

Prieto, apoyado por los sectores conservadores, asumió la dirección del Ejército, lo que motivó que Freire partiera con sus tropas por Valparaíso a Coquimbo, a comienzos de 1830.

Comienza la batalla

Los antecedentes inmediatos de la batalla de Lircay se remontan al 14 de abril, cuando el ejército del bando pipiolo, encabezado por el general Ramón Freire, cruzó el río Maule y ocupó la ciudad de Talca. El 16 de abril, las tropas del bando conservador, encabezadas por el general José Joaquín Prieto, se ubicaron en el cerrillo de Baeza, una legua al noreste de la ciudad. José Rondizonni le hizo entender a Freire que el encierro en Talca era un verdadero suicidio y decidieron abandonar la ciudad al día siguiente, pero el ejército de Prieto los estaba esperando con una línea de batalla dispuesto a mantenerse a la defensiva.

Freire decidió trasladarse a orillas del río Lircay. Realizó una inspección del terreno dejando algunos cañones e infantería para poder tomar al enemigo por su flanco y así impedirle replegarse a Talca y, de este modo, avanzar hacia el sur. Los escuadrones de Prieto, bajo las órdenes de Manuel Bulnes, fingieron huir hasta arrastrarlos lejos de su infantería. Rondizonni, herido, decidió retirarse del campo de batalla.

El odio y la fuerza con que lucharon ambas escuadras fue feroz; el ejército de Freire prefería morir antes que rendirse ante Prieto, y los hombres de éste veían a los extranjeros Viel, Tupper y Rondizonni como los verdaderos responsables de la Guerra Civil que había tenido lugar en el país.

Por los testimonios dados por participantes en la contienda, parece que en su transcurso murieron alrededor de 500 hombres, mientras que en torno a 1.000 fueron hechos prisioneros.

Terminada la lucha armada, Prieto fue elegido Presidente de la República y su gobierno, bajo la inspiración de Diego Portales, estableció las sólidas bases de la República en Chile, con un sistema político conservador con la promulgación de la Constitución de 1833.


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