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La Reforma fue una gran revolución religiosa que rompió la unidad cristiana en Europa occidental y creó, al lado de la Iglesia Católica romana, otras confesiones cristianas, tales como la Iglesia Luterana, la Iglesia Calvinista y la Iglesia Anglicana, conocidas con el nombre genérico de Iglesias Protestantes.

Iniciado en el siglo XV y que culminó en el siglo XVI, la Reforma protestante fue un deseo de volver a las raíces del cristianismo y también, la necesidad de considerar la religión y la vida social de otra manera. Reflejó la angustia de las almas por el tema de la salvación, central en el pensamiento de los reformadores. Se manifestaron en contra de la corrupción generada por la venta de indulgencias y del beneficio que se obtuvo de la expansión de la imprenta para hacer circular la Biblia.

La referencia a la Biblia como la norma sigue siendo un factor importante entre los reformadores. Iniciado por Martín Lutero en Alemania, Ulrico Zwinglio en Zurich, Martín Bucero en Estrasburgo, y más tarde, Juan Calvino en París y Ginebra, la reforma afecta a la mayoría del noroeste de Europa. Los intentos de conciliación fracasaron, llevando a una división entre la Iglesia Católica Romana y las iglesias protestantes.

La conformidad de la Reforma es también política. Es una forma de que los príncipes aumenten su independencia frente a un papado, que reclama una teocracia universal o para la población a rebelarse contra un soberano resentido como Escocia y los Países Bajos españoles. Lo que la reforma refleja en el siglo XVI, son numerosos conflictos entre el emperador Habsburgo y los príncipes alemanes, así como también las guerras civiles en Francia, Inglaterra y Escocia.

De igual forma, el florecimiento de una nueva mentalidad y la aparición del espíritu crítico, característicos del Renacimiento y el Humanismo, extendieron poco a poco su influencia hacia el terreno religioso. Se comenzó a examinar y a poner en duda los fundamentos doctrinarios de la Iglesia de Roma. Por ejemplo: la voz de Dios, ¿hablaba realmente por medio de la Iglesia?, ¿Era la fe que esta enseñaba el mismo mensaje que Jesucristo había traído a la humanidad?.

Estas discusiones, y luego las protestas, no comenzaron con los grandes pensadores del Renacimiento. Aunque estos hombres la criticaron con severidad y la exhortaron a que se corrigiese, permanecieron en el seno de la Iglesia. El más extraordinario fue el holandés Desiderio Erasmo, más conocido como Erasmo de Rotterdam (1465-1536), brillante hombre de estudio y pensador agudo.

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