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Thales, filósofo y matemático del siglo V a. c., vivió en la Ciudad de Mileto en Grecia, observó  los primeros fenómenos eléctricos en un trozo de ámbar (mineral amarillento o resina de árbol fosilizada), que al frotarlo con una piel de animal, adquiría la propiedad de atraer cuerpos  o materiales livianos y pequeños. Años después, durante el Renacimiento el médico Ingles Gilbert observó que algunos cuerpos se comportaban como el ámbar cuando este era frotado, es decir, ejercían una atracción o repulsión sobre otro cuerpo aunque no fuese ligero. Hoy sabemos que todas las sustancias pueden ejercer atracción o repulsión, adquiriendo propiedades eléctricas. Cuando los cuerpos o sustancias se comportan de la forma descrita se dice que han quedado eléctricamente cargadas.

Benjamín Franklin demostró la existencia de dos tipos de cargas eléctricas: positiva y negativa. Hoy sabemos que el origen de la carga eléctrica es el átomo y éstos están formados básicamente por un elemento central llamado núcleo denominadas protones y neutrones  y un determinado número de partículas que giran en torno a él, denominados electrones.

En los átomos, lo electrones se encuentran orbitando constantemente el núcleo, dado por su carga eléctrica negativa, interactuando con la carga eléctrica positiva de los protones (Figura 1). La interacción entre estas cargas responde a la ley de los signos: Cargas eléctricas del mismo signo (++/ – -)  se repelen y cargas con signos diferentes u opuestos se atraen (+ -).

 

Formas de Electrización

Frotación: Al frotar un objeto con otro, sus átomos interactúan por la proximidad que se genera. El roce generado por ambos hace que uno de los objetos ceda electrones al otro, por tanto al volver a separarlos los objetos uno queda con carga positiva y el otro negativo. Dependiendo del tipo de objeto que es frotado, se podrán electrizar positiva o negativamente. Por ejemplo: Los líquidos pueden ceder iones negativos o positivos, y en los sólidos los electrones son cedidos o transferidos (Figura 2).

Contacto: Cuando un objeto o cuerpo neutro se pone en contacto con otro con carga (negativa o positiva) se produce una transferencia de carga. Por ejemplo, si un cuerpo neutro se contacta con otro cargado negativamente, el primer cuerpo capta electrones del segundo y queda electrizado negativamente. Si un cuerpo positivo se contacta con otro neutro, el cuerpo neutro cede electrones al primero, quedando positivo el neutro al ceder cargas negativas. Siempre los objetos puestos en contacto quedan cargados eléctricamente cargados del mismo signo del conductor inicialmente cargado.

Inducción: Cuando se aproxima un cuerpo cargado (inductor) a otro neutro (conductor), los electrones del objeto neutro se acercarán o alejarán del inductor, quedando parcialmente cargado el cuerpo neutro, pero con la carga opuesta al inductor, siempre y cuando el primero sea conectado a tierra con el fin de movilizar cargas al cuerpo neutro. Cuerpo (generalmente metal), que será inducido redistribuyendo su carga eléctrica. Para producir su electrización, se establece una conexión entre el objeto o cuerpo que realiza la separación de sus cargas y el suelo (tierra) que permite el desplazamiento de electrones. Las cargas positivas de un lado del cuerpo atraen electrones desde la tierra hacia el cuerpo neutro a través del cable o contacto a tierra, y una vez retirado éste, el cuerpo queda cargado negativamente (electrizado negativamente). Luego, las cargas negativas del cuerpo por repulsión se desplazan hacia tierra, por tanto el cuerpo metálico queda positivo.