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Existen tanto aguas continentales y oceánicas en Chile, que le proporcionan los recursos que son posibles de extraer, tanto del agua dulce como salada. En primer lugar, las Aguas Continentales, son posibles de definir como aquellas de origen dulce compuestas por los ríos, lagos y lagunas. Los ríos son cursos de agua dulce que poseen un caudal que es el agua que transportan los ríos. Poseen una cuenca hidrográfica que es todo el espacio ocupado y drenado por un río. Poseen una desembocadura que es por donde el río sale al mar. En Chile es posible encontrar ríos que según regímenes fluviales de acuerdo a dos criterios:

El primer criterio es según su régimen de alimentación, es decir, definir desde su origen, según esta clasificación puede ser de tres tipos. En primer lugar, las niévales, que son las que obtienen las aguas de la nieve derretida, aumentan su caudal en verano y son típicos de la zona norte del país. Secundadas por las pluviales, las cuales tienen su origen en las abundantes lluvias, aumentan su caudal en invierno y son típicos de la zona sur. Y por último, las mixtas las cuales obtienen aguas de las lluvias y de las nieves, son los más permanentes en el año y son los más comunes en Chile.

El segundo tipo de clasificación, es según su escurrimiento, que en otras palabras es clasificar según hacia donde se dirigen estos causes de agua, de igual forma que la anterior es posible describir tres tipos. En primer lugar, las endorreicas, que son los ríos superficiales que no desembocan en el mar sino que se acumulan en quebradas o lagos. Los arreícos, que esta vez son ríos subterráneos que se infiltran en la tierra y se acumulan en napas subterráneas o freáticas y que, por lo tanto, no desembocan en el mar. Y por último los más comunes, llamados exorreicos, que son los ríos superficiales que desembocan en el mar. En Chile, la mayoría de los ríos son de régimen exorreico por la fuerte pendiente entre la Cordillera de la Andes y el mar y por lo delgado del territorio. Además, la mayoría son de régimen mixto. Los ríos chilenos son fundamentales para el país por ser útiles para el riego agrícola y sobre todo por su potencial hidroeléctrico.

Paralelamente, Chile posee aguas Oceánicas, que son definibles como aquellas de origen saladas que ocupan los océanos y mares. Estas poseen corrientes oceánicas, (mantienen una dirección en el medio del mar), salinidad y temperatura propia. A grandes rasgos hay dos tipos de corrientes oceánicas: las cálidas (cercanas al Ecuador) y las frías (cercanas a los Polos). Para Chile, la corriente oceánica más importante es la corriente de Humboldt. Esta es una corriente fría y poco salina, que se mueve de sur a norte desde el sur de Chile hasta el Ecuador.