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A tanto había llegado la conceptualización de la pintura, que había desaparecido el segundo eslabón de la cadena artista-cuadro-espectador. Existía solo la imaginación del público. Además, al integrarse y disolverse el arte en la realidad, no podía influir en ella; por lo tanto, tampoco podía transmitir proyectos e ideales para alcanzar un mundo mejor, como antes.

Esta situación despertó, a principios de los ’80, una pasión por la ilusión imitativa, es decir, el cuadro clásico de pintura que puede contemplarse tranquilamente, sin razonamientos complejos.

Renace la pintura figurativa

Con esta disposición nueva, el interés pictórico, en la década del ’70, se volvió a los que siempre habían perseverado en la pintura figurativa. Entre ellos se encontraba el pintor inglés Francis Bacon, aunque él pertenecía a la época expresionista abstracta.

Su tema fue el ser humano, a quien presentó como un ser torturado interiormente.

Otro autor, más contemporáneo, era Georg Baselitz, en cuyos cuadros los motivos los pintaba al revés, es decir, con la cabeza hacia abajo.

En Latinoamérica, se destacaba en este nuevo estilo, el colombiano Fernando Botero, quien, a pesar de que comenzó a exponer su trabajo en la década del ´50, era apreciado por los pintores más modernos, por la forma ingeniosa de sus personajes obesos.

 

El neoexpresionismo

Este retorno a las raíces estimuló a un grupo de pintores, a partir de fines de la década de los ’70, para intentar un arte que entusiasmara a los sentidos. Ahora deseaban expresar espontánea y originalmente la vida de su tiempo; una posición por la que se les llamó neoexpresionistas. Entre ellos, destacaban los transvanguardistas italianos Francesco Clemente, Sandro Chia y Enzo Cucchi.

Posteriormente, este movimiento se internacionalizó y se extendió a otras áreas, por lo que se le llamó posmodernismo.

Actualmente, la pintura no conoce límites. La pintura abstracta tiene los mismos derechos que la virtual, hecha por los computadores. Todos los estilos se cruzan. Incluso, la nada puede ser arte, si se mira adecuadamente.