"La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad". Esta frase pertenece al filósofo alemán Immanuel Kant y la incapacidad a la que alude es la imposibilidad de usar la inteligencia propia sin la ayuda de guías. Es en contra de esos mentores que defendían e imponían doctrinas religiosas y filosóficas como verdades fundamentales e incuestionables (dogmas), que se rebelan los adherentes a la Ilustración.
Sin embargo, este movimiento igualmente se basó en algunos puntos fundamentales. En primer término, los avances científicos obtenidos por Galileo Galilei (defensor de la teoría copernicana de que la Tierra gira en torno al Sol y constructor del primer telescopio) y Johannes Kepler(autor de las leyes que llevan su apellido sobre las órbitas planetarias), permitieron concebir el universo como naturaleza, con normas que lo regían y que la razón humana podía descubrir.
Como consecuencia de este nuevo enfoque se postuló el deísmo, según el cual Dios era el arquitecto del mundo, creador de sus leyes, pero no intervenía directamente en él. Todo esto desarrolló la confianza en el progreso histórico del ser humano, ya no en manos de Dios, sino que en los propios esfuerzos y en la razón humana. Así se habló por primera vez de la humanidad, como integradora de todos los pueblos.
¿Sabías que?
Las tendencias de los pensadores de la Ilustración se hallaban fuertemente divididas, desde los impulsores del Despotismo Ilustrado, como Voltaire, hasta sus más decididos detractores, como Rousseau.