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Uno de los objetivos principales de los observadores del mundo natural, desde mucho antes de la época de Aristóteles, ha sido percibir el orden en la diversidad de la vida. Una manera de lograr el orden es por medio de la taxonomía, que es la clasificación de los organismos.

La taxonomía de los organismos es un sistema jerárquico, o sea, consiste en grupos dentro de grupos, clasificándose cada grupo en un nivel particular. En este sistema, cada grupo particular se llama taxón y el nivel que se le asigna se llama categoría.

Los organismos vivos se han clasificado en cinco grupos o reinos principales: Monera, Protista, Fungi (hongos), Plantae (plantas) y Animalia (Animales).

En cada reino se establecen categorías para dividir a los organismos en grupos, según sus diferencias y similitudes, y también tratando de  reflejar su historia evolutiva a lo largo de los años. Así, las especies se agrupan en géneros, los géneros en familias, las familias en órdenes, los órdenes en clases y las clases en fila (plural para la categoría filum) o divisiones (las categorías división y filum son equivalentes).

El vocablo división se usa generalmente en la clasificación de los procariontes, algas, hongos y plantas, mientras que  filum se usa en la clasificación de protozoarios y animales. Estas categorías pueden subdividirse más o agruparse en un número de categorías menos frecuentemente empleadas, como subfilum o superfamilia.

Para la mayoría de nosotros, animal significa mamífero. Sin embargo, los mamíferos o aun los vertebrados en conjunto (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) representan sólo una pequeña fracción del reino animal. Se han descrito más de 1,5 millones de especies de diferentes animales, de las cuales más de un 95% son invertebrados, o sea, animales sin vértebras.

A modo de ejemplo veamos la clasificación del ser humano (Homo sapiens): esta especie pertenece al Reino Animal, que son organismos multicelulares que requieren de sustancias orgánicas complejas para alimentarse y que obtienen habitualmente de su alimento. Dentro de este reino, se clasifican en el Filum Cordados, Subfilum Vertebrados. Estos últimos son animales con una médula espinal encerrada en una columna vertebral, el cuerpo segmentado básicamente y el cráneo contiene el cerebro. Dentro de los vertebrados se agrupan en la Superclase Tetrápodos (vertebrados terrestres con cuatro extremidades), Clase Mamíferos, cuyas características principales son que las crías se nutren mediante glándulas productoras de leche, la piel tiene pelo y tienen la temperatura corporal elevada. Dentro de los mamíferos, pertenecen al Orden Primates, y dentro de este orden, a la Familia Homínidos, que son animales con cara plana, ojos orientados hacia adelante, visión de colores, locomoción erguida y bípeda. Dentro de los homínidos, pertenecen al Género Homo (cerebro grande, lenguaje y niñez prolongada), y dentro de este género, a la especie Homo sapiens, cuyas características son mentón prominente, frente alta y pelo corporal escaso.

El sistema de clasificación jerárquica permite generalizar. Nótese de qué forma la clasificación de un animal como un mamífero representa una gran cantidad de información. Nótese también que descendiendo de reino a especie aumentan los detalles porque se procede de lo general a lo particular. Resumiendo, la clasificación jerárquica es un medio muy útil de almacenar y proporcionar información.

Diversidad y riqueza

Es necesario diferenciar dos conceptos que, por lo general, son utilizados erróneamente a la hora de analizar las especies que habitan nuestro planeta: riqueza y diversidad.

La riqueza de especies se refiere al número de especies que conforman una comunidad, lo que también recibe el nombre de riqueza específica o solo riqueza. Por el contrario, la diversidad es la variedad de organismos que forman una comunidad. La diversidad se compone por la riqueza de especies y su abundancia.