Skip to main content

Nació hacia 1775 en un fundo ubicado a orillas del río Maule, llamado El Astillero. Sus padres fueron Sixto Neira, un arriero, y una campesina de apellido Mondaca. Su vida nunca fue fácil y, desde que era pequeño, estuvo llena de peripecias: la madre lo trataba con brusquedad, y el padre, alcohólico, lo golpeaba. Estas situaciones fueron endureciendo su carácter y haciéndolo desconfiado.

Cuando tenía aproximadamente 10 años, se fugó del hogar paterno; pasó frío y hambre, hasta que se unió a un grupo de arrieros colchaguinos. En el duro trabajo se fue formando un hombre de iguales características, que se fascinaba con los relatos nocturnos de las aventuras de bandidos y aventureros. En especial, con las de Pascual Liberona, un caballero de día y salteador de noche, que fuera ahorcado en 1796 en Santiago.

Líder de su grupo

Neira era un hombre hosco que constantemente buscaba pendencia, y en más de una ocasión sacó a relucir su puñal. En una fecha no determinada, se unió a la banda de otro famoso asaltante, Paulino Salas, con quien empezó a desarrollar una profunda amistad.

Al interior del grupo de salteadores surgieron problemas, originados en el reparto de los botines y, junto a otros, Neira decidió formar su propia banda.

A ella se sumó Braulio Venegas, un huérfano que había sido sacristán y por ello se le apodaba «El Fraile», quien se transformó en un pícaro integrante.

En la política sin quererlo

Neira no se interesó mayormente por los procesos iniciados en 1810. Muy lejos de él y de sus preocupaciones estaba la política; sin embargo, terminó por vincularse a ella. El dominio realista establecido en 1814, implicó para los revolucionarios refugiados en Mendoza la necesidad de contar con su grupo para distraer a las fuerzas realistas. El grueso de las tropas leales al Rey estaban acantonadas en Santiago, lo que dificultaba los planes de San Martín; de no desconcentrarse aquellas, los patriotas encontrarían gran resistencia tras cruzar la cordillera. Se requería de movimientos de distracción, y por ello envió a Manuel Rodríguez para convencer a Neira y su banda de colaborar. José Miguel aceptó, más que por adhesión a la causa, porque al ofrecérsele el grado de Coronel de Milicias se le otorgaba, en cierto modo, un reconocimiento a sus actividades. Neira debió comprometerse a asaltar solamente a los realistas, pero pronto esto se le olvidó.

Continuó con sus felonías aún después de Chacabuco y las autoridades no tuvieron más remedio que apresarlo. Fue sometido a Consejo de Guerra y fusilado en 1817.


Warning: Invalid argument supplied for foreach() in /www/wwwroot/www.icarito.cl/wp-content/themes/icarito-v1/template-parts/content-relacionadas.php on line 13