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Nació en Santiago en 1807, en el seno de una aristocrática familia. Fue hijo de José Joaquín Pérez Salas y de Mercedes Rosales Larraín.

Vicente perdió a su padre cuando era un niño y se crió en la casa de Felipe Santiago del Solar, con quien su madre contrajo matrimonio en segundas nupcias.

Sus estudios comenzaron en Mendoza y luego los continuó en Santiago con su madre, aprendiendo Francés e Inglés. En 1825 su padrastro lo envió a estudiar a Europa, de donde volvió en 1829 para trabajar como comerciante. En esta época comenzó a escribir artículos para distintos periódicos (1835). Atraído por la fiebre del oro, partió a California en 1848.

En 1845 fue nombrado agente de colonización en Valdivia, para llevar a cabo la Ley de Colonización dictada ese año. En marzo de 1858 fue enviado a Alemania como agente de inmigración y cónsul de Chile.

Regresó a fines de 1859, siendo designado intendente de Concepción.

Fue diputado (1861-1864) y senador (1876-1881), y elegido presidente del Consejo Directivo de la Sociedad de Fomento Fabril. Murió el 6 de septiembre de 1886.

Lo envían a Europa

Vicente fue enviado por primera vez a estudiar a Europa cuando tenía 14 años (1821). Iba a cargo de un capitán inglés, que lo abandonó en Brasil y cuando tenía 15 años fue encontrado por la viajera inglesa María Graham, quien lo trajo de regreso a Chile.

A los 18 años viajo nuevamente a ese continente, pero esta vez lo acompañaron 5 medio hermanos y 2 primos, además de otros 27 hijos de la alta sociedad chilena.

En París ingresó en el colegio Maison d’Education, dirigido por el clérigo español M. M. de Prado, y luego pasó al Liceo Hispanoamericano, donde recibió clases del matemático Andrés de Gorbea y de Leandro Fernández de Moratín.

En Francia, vio con otros ojos el continente americano, debido a que se despertó su curiosidad científica y el deseo de aventuras a través de las lecturas de las exploraciones de naturalistas.

Primeros intentos como comerciante

Vicente volvió a Chile en 1829, decidido a iniciar una vida de comerciante e industrial con los conocimientos adquiridos en Europa. Pero, como él mismo lo reconoció años más tarde, se vio envuelto en la vanidad de las tertulias santiaguinas, al ser requerido por los admiradores de lo francés. Esto duró hasta que la gente se aburrió de la novedad y no lo siguió invitando a sus casas. Su padrastro tampoco pudo seguir manteniéndolo económicamente y necesitó trabajar.

Intentó dedicarse a las labores agrícolas, arrendando un fundo en la Provincia de Colchagua -introdujo en nuestro país la fresa y la grosella-, pero fracasó. Le siguió la producción de aguardiente en el departamento de San Fernando. Después vendió su fábrica y se dedicó al comercio con una tienda, y a médico de yerbas.

Variadas aventuras

Comenzó a escribir en 1835, con un escrito sobre las estafas de un cura de San Fernando que falsificaba la firma del arzobispo para cobrar más a los feligreses. Por esto, fue acusado de injurias y condenado a pagar una multa que iba más allá de sus ahorros. En Santiago, ni siquiera su tío el prelado Manuel Vicuña, quiso ayudarlo, y debió pagar y callar.

Luego, probó suerte en la minería en Copiapó, denunciando una mina de oro que al final solo le dio para pagar los gastos de extracción. Sin dinero, se dedicó al contrabando de animales y mercaderías entre Chile y Argentina; recorrió las pampas hasta Buenos Aires y conoció la mayoría de los pasos cordilleranos.

Trabajos esporádicos

Sus siguientes trabajos fueron esporádicos como pintor escenógrafo, y en 1846 volvió al periodismo político al fundar junto Hermógenes de Irisarri, Manuel Blanco Cuartín y José Luis Borgoño el periódico El Mosaico, del que salieron solo 12 números.

En agosto de 1846 viajó a Copiapó a visitar el mineral de Chañarcillo, hecho que contó con detalles en su libro Recuerdos del Pasado. Pasó a las pampas un tiempo, hasta que en 1848 llegó a sus oídos la noticia del oro en California.

Atraído por la fiebre del oro

Vicente Pérez Rosales también fue afectado por la fiebre del oro y partió a California en 1848, acompañado de 4 hermanos, un cuñado y 2 sirvientes. Allí fue minero, comerciante, sirviente y marinero, pero un incendio destruyó sus pertenencias. Volvió a Chile en 1849.

Según el historiador Rolando Mellafe, más allá de la experiencia como minero, Pérez Rosales pudo observar el modo en que los norteamericanos enfrentaron el proceso de ocupación territorial de California. Esta experiencia es la que vertió en Chile y por la cual ha sido recordado como impulsor de la colonización extranjera.

Agente de colonización e intendente

A su regreso a Santiago, en 1849 fue nombrado agente de colonización en Valdivia, para llevar a cabo lo que establecía la Ley de Colonización dictada en 1845.

Llegó al puerto de Corral en febrero de 1850 y se radicó en Valdivia, desde donde estableció a los primeros grupos de inmigrantes. Efectuó exploraciones y trazó planos para ubicar los terrenos para las colonias y la apertura de puertos.

Estas actividades dieron origen a su Memoria sobre la Colonización de Valdivia, que publicó en Valparaíso en 1852. Entre 1850 y 1855 fue intendente de los territorios de colonización.

En un viaje al sur de Valdivia en febrero de 1850, llegó hasta la orilla del canal de Chacao actual, donde en el medio de un espeso bosque y astillero conocido como Melipulli, escogió el sitio para fundar una ciudad que llamó Puerto Montt, en homenaje al político Manuel Montt. La fundación no fue oficial hasta el 12 de febrero de 1853.

Agente de inmigración y cónsul en Europa

En marzo de 1858 fue enviado a la ciudad de Hamburgo, Alemania, como agente de inmigración y cónsul de Chile. Desde allí, entre 1858 y 1859 se dedicó a difundir las bondades de nuestro país como un buen lugar para la colonización de profesionales alemanes.

En Europa publicó dos obras. Manual del Ganadero Chileno (1858) describía para los chilenos los últimos adelantos tecnológicos en la dirección y producción de los predios agrícolas.

También apareció su Ensayo sobre Chile (1857), dirigido al público europeo y germano, referido a las ventajas para el colono de asentarse en este territorio. Este es considerado como la primera obra escrita por un chileno que describe al país geográfica, cultural y ecológicamente, y que presentó a Chile ante el mundo. Su objetivo era detener el efecto de las noticias falsas que se tenían sobre nuestro país en el viejo continente.

De regreso en Chile, terminan sus aventuras

A finales de 1859 fue llamado a Chile, debido a que la revolución contra el gobierno de Manuel Montt significó que se debilitara la administración de los territorios a colonizar; en diciembre de ese año fue nombrado intendente de Concepción. Como tal, apaciguó los ánimos indígenas y apoyó el inicio de la ocupación de La Araucanía. Hacia 1860 enfermó de reumatismo debido a su intenso trabajo, debiendo detener sus andanzas de aventurero a los 54 años. Se convirtió en padre de familia, al casarse con Antonieta Urrutia en Concepción. Su enfermedad se agravó y se ausentó de su cargo para tratarse en las Termas de Chillán.

Actividad política al final de su vida

En 1857 había integrado el Partido Conservador, pero su pensamiento económico era liberal debido a su formación en Francia. Fue elegido diputado por Chillán para el período 1861-1864, representando al Partido Nacional. Entre 1861 y 1879 se alejó de la vida pública por su enfermedad, pero logró publicar en 1870 La Colonia de Llanquihue, su Origen, Estado Actual y Medios para Impulsar su Progreso.

Volvió al parlamento en 1876, como senador por Llanquihue, y fue reelegido en 1879 por otros tres años. Cambió su residencia a Santiago. En 1884 fue electo presidente del Consejo Directivo de la Sociedad de Fomento Fabril.

En junio de 1885 falleció su esposa y él sufrió un derrame cerebral que lo dejó semiparalizado. Renunció a sus cargos públicos y se recluyó en su casa, donde falleció.


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