Madre mía,
Te agradezco por esta vida tan feliz que me has dado.
Me adoptaste segura y alegre.
Sin cesar de lo que pudiera pasar.
Tanto cielo hemos pasado juntas, que esos buenos momentos serán monumentos.
Serán los monumentos de nuestras vidas.
Leímos rosarios, también los misterios.
Tan duros momentos juramos llevarlos al eterno descanso de nuestras vidas.
Reímos tan juntas, como el sol y la luna.
La virgen puso un lazo estrecho entre nosotras dos, tan estrecho como mi amor por ti.