Un día, sentadas en el paradero estábamos mi mejor amiga Madeleine y yo hablando de tareas y trabajos, cuando justo en ese momento pasó el chico más popular del colegio frente a nosotras y quedamos hipnotizadas, era de ojos verdes con el pelo bien corto y medio rubio, definitivamente «guapísimo».
Dos días después me encontré con él en el casillero y me habló, yo no lo podía creer casi me desmayo, y así empezamos una bonita amistad, pero lo que yo no sabía era que mi amiga se pondría celosa y empezarían los conflictos entre las dos. Mi único refugio fue él, y así terminamos pololeando.
Después de dos lindos meses de estupenda relación, escuché los rumores más terribles sobre mi, y adivinen: había sido mi mejor amiga o mejor dicho mi enemiga. Aún así la perdoné, nunca más me atreví a traicionarla.
Bueno eso es lo que ella cree porque yo sigo con Andrés. Sí, ese es el nombre de mi pololo y lo que ella no sabe es que ahora es mi enemiga íntima.