Un día Antonia estaba dibujando porque estaba muy aburrida, de repente se le cayó un lápiz debajo del sillón.
Fue a buscarlo muy alegre; como Antonia tiene cinco años, se metió debajo del sillón.
Allí encontró otra dimensión donde había polvo, juguetes, muñecos, lápices, monedas y muchas otras cosas más.
Antonia -como es muy inteligente- se dio cuenta que pasaba algo raro: todos estaban en guerra por cosas materiales.
Entonces, recordó lo que le habían enseñado en el jardín, y les dijo a los lápices, monedas, etc., que no debían pelear y que lo que importaba era compartir y jugar, y que lo más valioso era la amistad entre todos.
Al ver el lápiz que se le cayó, se lo llevó, mientras sus nuevos amigos se despedían de ella.
De repente sonó la puerta, era su mamá que volvía del trabajo.
