Había una mujer con los ojos muy tristes. Pero, de lo alto la miraba una luciérnaga que quería ayudarla y llenar ese vacío que la mujer sentía.
Un día logró escuchar por qué lloraba tanto esa mujer. Se enteró que pedía a Dios un hijo.
La luciérnaga le pidió a Dios poder bajar y llenar de luz esos ojos que la afligían. Cuando bajó, venía por un tiempo determinado, ya que debía volver donde Dios.
Al bajar, se metió en la guatita de la mujer y creció una linda niñita. A los 11 años, antes de volver al cielo, le pidió a Dios que dejara a alguien llenando para siempre la vida de su madre.
Entonces, se metió otra luciérnaga a la guatita de esa madre. La primera luciérnaga apagó su luz y volvió al cielo, y desde allá cuida a sus padres y hermana.
Por: Génesis Herrera, 11 años.