Érase una vez, dos niños llamados Nicolás y Javier. Ambos eran muy amigos.
Una tarde, encontraron un perrito herido mientras paseaban en bicicleta. Apenas lo vieron, saltaron de sus bicicletas para ayudarle, pues los dos amaban a todo ser vivo.
Luego lo llevaron a la clínica veterinaria más cercana. Al cabo de dos días el perrito mejoró y los dos amigos le pusieron Max.
Todos los días, los dos amigos pasean al perrito que fue salvado por ellos.
Por: Nicolás García, 12 años. De la comuna de Ñuñoa, en Santiago.