Era 1 de Mayo, feriado para la mayoría del país, ibamos por un camino diferente al que siempre íbamos al supermercado.
Doblando una esquina vimos dos preciosos cachorritos y decidimos tomar uno. Siempre había anhelado un cachorrito que fuera mío, por lo cual fue casi mi perrito propio, se llamó Scamp.
Era pequeñisimo, tuvo que ir a la veterinaria al día siguiente. Lloró toda noche, pues tenía mucho miedo. Tal fue nuestra sorpresa cuando al día siguiente en la veterinaria nos dijieron ¡Tu mascota es una perrita!. Decidí entonces que se llamaría Reinita. Luego la presentamos con la mascota más viejita de la familia: La Ketty.
Entrené a la Reinita y sobre todo se encariño conmigo: dormía conmigo y jugábamos siempre, era mi regalona. Hasta que llegó otra perrita, la Pepa, que al poco tiempo tuvimos que regalar.
La Reinita era como mi hermanita pero… el 12 de Octubre de este año La Reini murió atropellada. Supieran cuanto lloré, pero ahora tengo una nueva amiguita: ¡La Reinita segunda! Y el perro de mi hermano: el Nieblas. ¡Reinita I, Reinita II, Pepa, Nieblas y Ketty los quiero por siempre!
