Todo empezó cuando tuvimos que ir a las montañas, para dar una aventura de la universidad, esto se trataba de sobrevivir en las alturas, las montañas.
Nos preparábamos muy bien, teníamos que tener trajes muy calentitos porque en las noches hacía mucho frio.
Estaba muy ansiosa porque a mí me gustaba mucho el tema de sobrevivir en las alturas, por un par de semanas, me tenía muy entusiasmada la idea.
Faltaba un día para que nos marchásemos a las montañas.
En todo ese día que nos faltaba, preparé mi bolso con todas las cosas que tenía que llevar.
¡Era el día!, hoy nos iríamos todos los de ecoturismo a las montañas. Estaba muy nerviosa, nunca me había tocado este arriesgado desafío.
Me tuve que levantar muy temprano, luego me subí a mi auto y partí hacía la universidad, que ahí nos íbamos a juntar.
Cuando llegamos estaba todo el grupo esperándome, nos subimos al helicóptero, y la aventura comenzó…
Luego de armar las carpas, tomamos té y nos acostamos porque el frio era inexplicable.
Después que llegó la noche, en la carpa que estaba yo y tres amigas más escuchamos unas risas, que sonaban así:
– Jijijijopijojijopo
Al escuchar esas extrañas sonrisas me acurruque en el saco, porque me asusté mucho, unas de las que estaba en el grupo trata de asomarse, pero no vio nada, luego de unos segundos nos abrazamos y la carpa se empezó a mover lentamente, se sentían unos pasitos muy chiquititos. No se nos ocurrió lo que podía ser estábamos muy asustadas, hasta que de repente se dejó de mover la carpa y se escucharon las sonrisas nuevamente:
– Jijijijopijojijopo
– Jijijijopijojijopo
Realmente estábamos muy asustadas, yo pensé que lo mejor era dormirse y olvidarse de todo y todas las que estábamos ahí lo hicimos así.
Cuando amanecí en la mañana siguiente, me levante y pensé que todo lo que había pasado era solo un sueño, pero lo que pensé no era cierto hasta que salí de la carpa y me encontré en un lugar muy desconocido, y no veía a las demás carpas. Entré rápidamente a la carpa y desperté a mis amigas y les dije que estábamos totalmente perdidas, y que no había señal alguna del campamento. Luego de escucharme se levantaron rápidamente, salieron de la carpa, y lo que yo había dicho era verdad, no había ni un rastro de el campamento.
No sabíamos qué hacer, hasta que vimos unas linternas llamándonos: ¡ERAN LOS DEL CAMPAMENTO! Se formó un alivio interior inexplicable.
Le contamos todos a los del campamento, y realmente estaban impactados, realmente era aterrador estar con la carpa a 10 kilómetros lejos del campamento, para mí fue algo que nunca podré olvidar, jamás en la vida.
Después de unas horas los profesores del campamento decidieron que era mejor irse, porque era muy arriesgado poner el riesgo de un estudiante.
Luego de meses investigué sobre lo que había pasado y por lo que pude averiguar pudieron haber sido duendes, ya que en esa montaña existía un pueblito muy chiquititos de duendes.
Muere Alejo Carpentier