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Un día me encontré una piedra muy brillosa, así que me la llevé a la escuela y se desapareció el pizarrón.  Así, cada día se desaparecía algo diferente y pensé que esa piedra era mágica.  Como no sabía qué hacer, la rompí para que se acabara el hechizo, por obra de magia regresó el pizarrón y poco a poco todo lo demás, pero el misterio nunca se descubrió. Quizá algún día sabremos qué paso…
 
Y colorado colorín este cuento llegó a su fin.