La geografía de nuestro país está estrechamente ligada a una constante en nuestro territorio, el océano. No solo influye en el paisaje físico y en la organización habitacional, sino que también en la riqueza a causa de la corriente de Humboldt.
El mar chileno abarca un área de 3 millones 500 mil km2, en contraposición a los 2 millones 6 mil 626 km de superficie terrestre, incluyendo en esta última la porción continental antártica y la superficie del territorio insular.
Según Decreto N° 346 de 1974, del Ministerio de Relaciones Exteriores, se denomina «mar chileno aquellas aguas del mar que bañan o circundan el territorio nacional».
Todas las riquezas del mar de nuestro país están resguardadas por el Tratado del Pacífico Sur, firmado en Santiago de Chile el 18 de agosto de 1952, entre Chile, Ecuador y Perú. Indica que el mar patrimonial o zona económica exclusiva se extiende hasta una distancia de 200 millas marinas sobre el mar que baña sus costas, incluyendo el suelo y el subsuelo respectivo.
La amplitud de nuestro mar implica una gran potencialidad de recursos pesqueros, mineros y es también medio de comunicación que favorece el comercio interior y exterior y el turismo.
La corriente de Humboldt
Gran parte de la riqueza del mar chileno tiene estrecha relación con la corriente de Humboldt, que se caracteriza por la frialdad de las aguas surgentes que bañan las costas de Chile a partir del paralelo 40° latitud sur, en dirección norte.
Las aguas de la corriente de Humboldt provienen de profundidades mayores y son ricas en oxígeno y sales minerales que alimentan el plancton vegetal y animal, base alimenticia de variadas y abundantes especies marinas.
Esta corriente ejerce una acción moderadora del clima de las zonas recorridas por el Trópico de Capricornio.
Por debajo de la corriente de Humboldt, entre los 100 y 400 metros de profundidad, corre la corriente cálida de Gunther, que se mueve de norte a sur con alta temperatura y gran salinidad. Es una corriente que viene desde el litoral del Callao en el Perú hasta el faro Carranza en Valparaíso.
El fenómeno del Niño es una alteración de la corriente de Humboldt debido a que por el norte aparece una corriente cálida de unos tres metros de corriente fría de Humboldt.
El fenómeno o corriente del Niño es irregular y provoca grandes cambios climáticos, como lluvias torrenciales, inundaciones, sequía en el sur y centro de Chile. No tiene períodos fijos para aparecer.
Cuando aparece el fenómeno del Niño se eleva la temperatura del agua, lo que produce una reducción de anchovetas y sardinas y el surgimiento de especies de aguas cálidas, tales como tiburones.