En un estuche, en el de un niño llamado José, vivían muchos útiles: tijeras, reglas, lápices de colores, sacapuntas, etcétera. Todos tenían su rol. Los lápices escribían, las tijeras recortaban… Pero había uno que no sabía hacer su rol: la goma Cholita.
Cholita era una goma muy joven, no tenía más de nueve o diez años. Pero su gran problema era que no sabía hacer su rol: borrar.
Un día decidió salir del estuche (lo cual era muy arriesgado) y llegar hasta el libro Sabiondo. Él sabría cómo resolver su problema, según pensaba ella.
Salió. Llegó al estante y le preguntó a Sabiondo cuál era su rol. El libro inmediatamente le contestó: «Cholita, tu más importante misión en el país de ustedes, los útiles, es borrar».
Cholita le preguntó nuevamente, cómo podría ella desarrollar su rol (el cual ella encontraba magnífico).
Sabiondo le dijo que se pusiera de costado, sólo apoyándose en un pie (una esquina para ser más preciso) y que se moviera de un lado al otro. Cholita lo hizo tal cual Sabiondo se lo explicó y al final resultó: pudo borrar bien.
Cholita le mostró a su amiga Pili la tijera, Cuco la regla y a su más querida amiga Pega-Peguita la pegamento, su increíble y sensacional rol.
Sus amigos pensaron que su rol era el mejor y el más entretenido de todos y esto hizo que Cholita se sintiera más orgullosa.
Al final, todos supieron la noticia, y desde entonces, Cholita borra sin cesar los errores tanto en palabras como en números, que José escribe mal.
¿Y cómo se puede cerrar este final de «La goma que no sabía borrar»? Sólo con cinco palabras y 18 letras: la goma sí supo borrar y fue la mejor goma borradora que ha existido en todo el país de los útiles.
Por: Consuelo Robles, 11 años. De Santiago.