La pesquería de algunos de los recursos de moluscos, como el loco, un gastrópodo, ha alcanzado en los último años, cifras extraordinarias.
El enorme aumento en la extracción de este molusco, que ha sido manejada por verdaderas mafias, hace temer, con razón, una pronta declinación de los actuales bancos. El loco aporta uno de los mayores esfuerzos en la pesquería de moluscos en nuestro país.
Veda protectora
Con el fin de evitar que el loco definitivamente desaparezca, las autoridades han dictado normas que establecen su veda, es decir, la prohibición de extraerlo a excepción de determinadas épocas y zonas.
Desde el año 2000 y por tres años el loco estará en veda desde la I a la XI regiones. La medida no afecta a las áreas de manejo de pescadores artesanales.
Con esta restricción, la autoridad pesquera procura la recuperación de los bancos naturales de locos, ya que los antecedentes técnicos disponibles indican una riesgosa reducción de ejemplares en condiciones de reproducirse lo que podría impedir la renovación de la biomasa.
La veda también busca terminar con una situación de sobrepesca detectada en todo el país. De acuerdo a las evaluaciones realizadas por la Subsecretaría de Pesca, los locos disponibles para extracción (o stock vulnerable) en la macrozona sur han disminuido en alrededor del 60% desde 1993, lo que revela un estado de sobreexplotación.
Areas de manejo
Según la Subsecretaría de Pesca, en estos tres años en que el loco estará en veda, las áreas de manejo serán fundamentales para la recuperación de este molusco y de otros recursos bentónicos, ya que los pescadores organizados serán responsables de controlar y detener la pesca por el tiempo necesario para el repoblamiento, iniciando luego una explotación sustentable en beneficio directo de todos los integrantes de la organización.
En total, 142 organizaciones de pescadores artesanales podrán seguir explotando locos en áreas con bancos naturales de este recurso, conforme a planes de manejo que aseguran la recuperación de la especie. En el país hay 436 caletas artesanales y 187 áreas de manejo decretadas.
Aparte de ser una forma de administración que permite el repoblamiento de recursos bentónicos, la protección de áreas por los pescadores que trabajan en ellas evita la extracción ilegal.