Se denomina contaminación radiactiva a la presencia no deseada de sustancias radiactivas en el ambiente, por encima de las cantidades naturalmente presentes. Dicha definición es aplicable también al medio ambiente ó el cuerpo humano.
Respecto a la contaminación del cuerpo humano, es un error frecuente confundir la mera exposición a la radiación (p.ej. en un examen radiológico), donde no se están incluyendo sustancias radiactivas en el organismo, con la contaminación radiactiva, donde la inclusión de material radiactivo al organismo dará lugar a una exposición interna a la radiación emitida por dicho material (p.ej. al respirar gas radón).
La contaminación radiactiva del cuerpo humano se puede producir por ingestión, absorción, inhalación, o inyección de sustancias radiactivas, siendo las dos últimas vías las más importantes.
La inyección de sustancias radiactivas se practica con fines terapéuticos en Medicina. Los pacientes que se someten a este tipo de tratamientos son confinados temporalmente hasta que su organismo ha eliminado la contaminación hasta niveles tolerables. Las excreciones de estos pacientes son recogidas en los hospitales y tratadas como residuos radiactivos.
La inhalación de sustancias radiactivas se produce de forma natural en zonas donde, por la composición de los suelos ó los materiales de construcción, existe una concentración elevada de gas Radón en el ambiente. También se puede producir inhalación en caso de accidentes ó incidentes de consideración muy variable.
Cuando se trata de un incidente de contaminación importante, todas las vías de entrada potenciales deben ser tomadas en consideración.
Cuando se trabaja con materiales radiactivos, es importante utilizar equipos de protección personal. La contaminación radiactiva también puede producirse como consecuencia de comer animales o plantas contaminadas o beber agua contaminada o leche de animales afectados.
La descontaminación de la contaminación externa es frecuentemente tan sencilla como eliminar las ropas contaminadas y limpiar la piel contaminada. La descontaminación interna puede ser mucho más difícil, dependiendo de los isótopos radiactivos de que se trate.
Fuentes de contaminación
La contaminación radiactiva puede tener varios orígenes:
– Natural: ya se ha citado el ejemplo del radón, cuya concentración en aire varía de una región a otra según la composición del suelo. Cualquier presencia no provocada por el hombre de material radiactivo se puede incluir en este grupo.
– Médica: en Medicina Nuclear y Radioterapia se generan resíduos contaminados (jeringuillas, material de laboratorio, excretas de pacientes tratados, aguas residuales, etc…)
– Industrial: por la producción de energía nuclear: las emisiones a la atmosfera de estas centrales tienen un cierto contenido de sustancias radiactivas. Igualmente, el combustible gastado es un resíduo altamente radiactivo. Ambas fuentes de contaminación están sujetas (lógicamente) a restricciones legales.
– Otras industrias: las sustancias radiactivas tienen un sinfín de aplicaciones en muchos campos, lo que conlleva una cierta generación de residuos radiactivos en diferentes industrias.
– Militar: principalmente debido a las pruebas de bombas atómicas, que han sido durante mucho tiempo efectuadas en altitud, y se siguen realizando hoy bajo tierra. También por los restos de tanques (que contienen uranio empobrecido en sus blindajes) abandonados después de haber sido destruidos, ó por la fusión eutéctica (muy repentina) de obuses propulsados por uranio empobrecido.
– Accidental: la contaminación radiactiva no natural puede ser el resultado de una pérdida del control accidental sobre los materiales radiactivos durante la producción o el uso de isótopos, como por ejemplo, si un radioisótopo utilizado en imágenes médicas se derrama accidentalmente, el material puede difundirse por las personas que lo pisen o se expongan a él demasiado tiempo; o puede ser un resultado inevitable de determinados procesos, tales como la liberación de xenón radiactivo en el reprocesado de combustible nuclear. En los grandes accidentes nucleares como el de Chernóbil, se pueden dispersar en la atmósfera, el suelo y la red hidrográfica (ríos, capa freática, etc.) una cierta cantidad de elementos radiactivos.
La confinación es el medio para que el material radiactivo no actúe como contaminación radioactiva. Por lo tanto el material radiactivo que se encuentra en envases especiales y sellados no constituye propiamente contaminación, aunque las unidades para su medición puedan ser las mismas. En los casos en los que el material radiactivo no puede ser confinado, puede ser diluido hasta concentraciones inocuas.
La lluvia radiactiva es la distribución de contaminación radiactiva generada por una explosión nuclear.