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«A la Camila le gusta el Byron»; «Bulla de corazón». En la mayoría de las escuelas, mensajes como éstos inundan escritorios, patios y baños. En el Liceo Nacional de Maipú también los muros están rayados, pero con otros mensajes: «Quiero ser psicólogo», dice uno. Más allá: «Quiero ser arquitecto».

Al igual como sucede con el Instituto Nacional, en el Liceo Nacional, su hijo pródigo, los alumnos también ingresan en séptimo con un objetivo: ser los primeros en su familia en llegar a la universidad. En 2003 se creó el liceo a imagen y semejanza del colegio que ha dado al país varios presidentes. Gracias a un convenio, los educadores del establecimiento de calle Arturo Prat apoyaron en la creación de planes y programas y en la elaboración de las pruebas a los alumnos. Nueve profesores compartieron su jornada de clases entre ambos establecimientos y, al igual que en el Instituto, se escogió a un director y a un cuerpo docente que, antes que todo, tuviera voluntad por cambiar la historia de los niños.

Por eso, los más de 200 alumnos que ingresan, después de una rigurosa selección a uno de los siete séptimos, saben que entraron al mejor colegio de la comuna, desde donde, con seguridad, saltarán a la universidad. Casi el 80% de los egresados lo logra y en 2009 su promedio PSU fue 604 puntos.

El Liceo Nacional de Maipú es, tal vez, el mejor ejemplo de cómo se puede crear un liceo de excelencia a partir de un par de factores: docentes y directivos de gran capacidad y alumnos con potencial, que son seleccionados y entrenados. Algo que el Mineduc pretende emular en 15 establecimientos, a partir de marzo de 2011. Y lo hará con varios de los parámetros que operan en el Liceo Nacional: un equipo de profesores, que, al menos, sea clasificado como competente en la evaluación docente y tengan diplomados; un director líder; el apadrinamiento de parte de un liceo emblemático y estar emplazados en una comuna donde se asegure una matrícula numerosa. Así lo adelanta a La Tercera el ministro de Educación, Joaquín Lavín, quien indica que el llamado a los municipios se hará el día 15 de junio.

Otros de los requisitos serán que cada sala tenga pizarra interactiva y que cada alumno reciba un notebook a su ingreso a séptimo. «Tenemos que seleccionar bien cuáles serán los primeros 15. La carrera contra el tiempo es mayor», agrega Lavín.

El simil del carmela

Son varios los municipios que elaboran listas de los proyectos con los que se presentarán a la licitación de junio. Uno de los que están más avanzados es el Liceo de Niñas de Maipú, que se ubicará en La Farfana y que será apadrinado por el Carmela Carvajal de Prat. El emblemático liceo apoyará en la selección de profesores, la admisión de estudiantes y en la implementación de la jornada escolar completa. Al igual como sucede con el Instituto Nacional y su hermano menor, profesores del Carmela realizarán clases o asesorías pedagógicas en el liceo de Maipú.

No se trata de la única comuna que tiene en miras el 15 de junio. Colina tiene la idea de construir un liceo provincial que atienda a los niños de Colina y Lampa. Los colegios que ya existen y que pretenden recuperar su sitial de excelencia o lograr una meta esquiva, también están en la lista de espera. Estación Central pretende presentar al Liceo Guillermo Feliú; Recoleta, al Valentín Letelier; Talca, al Abdón Cifuentes; Ñuñoa, al Liceo Augusto D’Halmar y República de Siria; y Santiago, al Internado Nacional Barros Arana, al Barros Borgoño y al propio Instituto Nacional. Otras comunas, como Cerro Navia y La Granja, planean fusionar dos establecimientos.

Para los alcaldes, es más conveniente potenciar los liceos que ya existen, sobre todo porque la fuga de alumnos al sistema subvencionado haría más difícil llenar los cupos de los nuevos colegios. «Estamos abiertos a la posibilidad de que liceos que eran de tradición vuelvan a ser de excelencia. Pero la idea general es que sean colegios nuevos», dice Lavín.

¿Por qué priorizar que sean nuevos? Para evitar el conflicto de decidir qué hacer con los actuales alumnos y profesores que no son de elite. Sobre todo, considerando que los liceos de excelencia tendrán que cumplir metas en puntajes Simce y PSU a corto plazo. «La idea es que los resultados se den en el corto plazo, porque serán la vía rápida a la movilidad social de los talentosos y esforzados», explica Lavín. Sin embargo, un recorrido por la Región Metro-politana y algunas provincias, demuestra que la mayoría de los alcaldes postulará a colegios ya existentes.

El creciente interés de los municipios se explica, en parte, porque esperan recursos adicionales a la subvención. «Este liceo será realidad en la medida en que el gobierno nos dé el dinero para la inversión inicial. Ya hemos hecho los estudios, el diseño, destinamos el terreno municipal, pero para la construcción se requiere el aporte del ministerio», dice el alcalde de Maipú, Alberto Undurraga.

«La idea es que estos liceos de excelencia funcionen con la subvención y obviamente va a haber un apoyo inicial de parte del ministerio, en dinero», puntualiza Lavín.


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