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No alimentar a los hijos con leche materna o no salir con ellos todos los fines de semana a la nieve, playa o montaña. Qué decir si los niños no entraron al mejor colegio posible. El veredicto será tajante: usted está fallando en algo como padre o madre.

Bombardeados con abundante información acerca de cuál es la manera correcta de criar a los hijos, decenas de libros de autoayuda y cientos de estudios científicos, los padres de hoy enfrentan una dura competencia por ver «quién lo hace mejor». Por un lado están los papás sobreprotectores; por el otro, los que defienden el slow parenting y creen que hay que dejar a los niños en libertad para crecer. Y en el medio de estas tendencias, toda una generación de padres que vive con la angustia y el temor a equivocarse. Un fenómeno que ha despertado la preocupación de especialistas en Estados Unidos que ya están hablando del «parenting competitivo» para referirse a la dura competencia que se está dando entre las nuevas generaciones de padres.

«En lugar de ayudarse y compartir experiencias valiosas acerca de la crianza de los hijos, los papás de hoy se critican, compiten y creen ser los únicos dueños de la razón. Hacen sentir miserables a otros padres»,  explica la pediatra Wendy Sue Swanson, especialista que acuñó el término. Se trata de un problema que afecta particularmente a las madres, argumenta la experta, cuyo ánimo se encuentra más susceptible a ser afectado por esta clase de críticas, en especial durante los primeros meses de la guagua.

Demasiada información

John Berman, autor del libro Guía de la A a la Z para criar niños felices y seguros, explica en un artículo publicado por USA Today que una de las causas que subyacen en el fenómeno es el exceso de información. Hoy muchos padres se sienten abrumados por el exceso de alternativas para criar a los hijos: desde si es o no positivo usar el chupete, hasta el peligro del andador, pasando por las diversas técnicas para conseguir que duerman. «A menudo, alguien que toma una opción diferente a la que ‘está de moda’ es visto como negligente por el resto», afirma el especialista.

Bien sabe de esto la escritora estadounidense Lenore Skenazy, autora del libro Free Range Kids, en el cual tomó partido por la corriente del slow parenting. Según contó a La Tercera, decidió escribir el libro tras ser catalogada públicamente en su país como «la peor mamá de América», luego de escribir una columna en la que contaba la experiencia de su hijo, de nueve años, quien había abordado solo el metro de Nueva York con su permiso: «De pronto estaba en tres canales de TV dando entrevistas para defenderme de toda clase de acusaciones de negligencia».

Tiempos modernos

La sicóloga Paz Valenzuela, de la Universidad Andrés Bello, explica que esta «competencia entre padres» es un fenómeno eminentemente moderno, ya que hasta hace algunas décadas los padres todavía confiaban en lo que dictaban las tradiciones a la hora de educar y criar a los hijos. Sin embargo, factores como el acceso a la tecnología, internet y el hecho de que muchos estén retrasando la paternidad para después de los 30 años, han reforzado el hecho de que los padres busquen el éxito para sus hijos y sientan que, por ende, están enfrascados en una competencia,

Es así, dice la experta, que suelen llegar a la consulta pidiendo orientación sobre estilos de crianza específicos que han escogido para sus hijos. «Me he topado con papás que no los dejan ver TV o que han escogido ciertos tipos de alimentación. En general, buscan un aval teórico que respalde su estilo de crianza y, en ese contexto, el pedir ayuda a otros no forma parte de su concepto de paternidad», dice la especialista. Y es precisamente aquí donde se generan las competencias entre los padres, agrega, al punto que muchos generan verdaderos «dogmas» en torno a cómo debe ser la crianza correcta de un hijo.

Lo cierto es que el fenómeno no hace más que acentuarse a medida que los hijos van creciendo y van avanzado al interior del sistema educacional. Según cuenta a La Tercera Alexandra Robbins, autora del best seller The Overachievers, en el que describe el fenómeno de los padres sobreprotectores y sus hijos, explica que, a medida que los niños crecen, gran parte del problema radica en que los papás sienten que la imagen de sus hijos refleja su propia imagen.

La experta dice que es en este contexto que se va generando un nocivo «juego de comparaciones» con otros padres. Comenta que usualmente todo gira en torno a las notas, el colegio en el cual estudian, si son o no buenos para los deportes, el arte o, incluso, si colaboran más o menos en la casa. Como parte de las charlas que da en colegios y universidades en EE.UU., Robbins aconseja a padres y sus hijos jamás conversar estos temas con nadie fuera del entorno familiar. «Es la única forma de ir rompiendo con esta clase de competencias absurdas», concluye.

Paz Valenzuela agrega que se debe intentar romper  estos círculos de competencia paterna, ya que tarde o temprano la competencia se extiende a los niños, que terminan sobreestimulados innecesariamente: clases de yoga, computación y talleres de todo tipo antes de cumplir los cinco años. Talleres que muchas veces, por cierto, no necesitan.


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