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El baile para el pueblo mapuche, así como para la casi totalidad de los pueblos originarios de América, tiene un carácter ritual, de armonía entre el hombre y su entorno y de relación con el misterio de la fe. En el fondo, los bailes mapuches son de los principales testimonios de cosmovisión del pueblo.

Por ello, las instancias más importantes de desarrollo de la danza son las ceremonias religiosas.

Algunos bailes son: el Kuimin, que lo realiza la machi para conocer el futuro; el Pürrún, que lo baila la comunidad imitando los movimientos del aire; el Mazatúm, que se realiza para el año nuevo mapuche y el Machitúm, que lo ajecuta la machi junto a la familia del enfermo para sanarlo.

Si bien el baile mapuche es aparentemente monótono, posee una serie de estilos y formas de baile que son característico de la cultura de este pueblo indígena chileno.

Los bailes mapuches

Por ejemplo, el loncomeu es la danza con acentuados movimientos de cabeza; el ruketu pürún es cuando predominan pequeños saltos; el mellaaschnakm pürún es un baile suave con movimientos marcados en el suelo; y el trafyén pürún es cuando los bailarines se mueven frente a frente.

Así también, hay algunos estilos que son más frecuentes o populares, como por ejemplo el choique pürún o «danza del avestruz», de carácter recreativo realizada en fiestas y rituales; o el kollón pürún o «danza del enmascarado», el que se baila con ocasión del palín o palitún, el deporte más popular entre el pueblo mapuche.

Los bailes mapuches, así como todos los componentes de su cultura, han luchado fuertemente por su conservación.

Lamentablemente hoy estas danzas están casi extinguidas, permaneciendo sólo en aquellos territorios donde la fuerza de la tradición ha permitido la conservación de los rasgos más distintivos de esta cultura originaria.