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De aquí en adelante, la exploración fue reemplazada por la Conquista y conversión al cristianismo, a la fuerza. Con frecuencia, se ordenaba matar a quienes no adoptaban la fe católica o se les esclavizaba.

Primeros cambios

Bendecido por la Iglesia y el Rey, y motivado por sueños de oro y gloria, apareció un nuevo tipo europeo: el conquistador, protagonista de la conquista del Imperio Azteca, los Incas y otros pueblos americanos. Ninguno de ellos dejó de ser afectado por la llegada de los europeos.

Tanto así, que algunos fueron espectadores de la eliminación de su cultura (Inca y Azteca). Se les impuso una nueva religión y una forma de vida distinta.

La historia de la mayor parte de los indígenas americanos, después de Colón, es una historia de opresión. Los europeos se apropiaron de sus tierras y obligaron a los indígenas a trabajar para ellos en las minas, las haciendas y en la construcción.

La metrópoli española implantó una estructura política y económica según sus propias necesidades, y la economía indígena quedó subordinada a sus intereses. Se cultivaba la caña de azúcar en Las Antillas, y también fueron explotadas, con fines comerciales, las zonas mineras de Perú y Bolivia, las sierras de los Andes y de Zacatecas y Guanajuato en México.

La esclavitud

Por la falta de mano de obra en América, especialmente por la alta mortalidad en Las Antillas, los primeros esclavos llegaron a esta tierra en 1510. En un siglo, el volumen de personas en esta condición transportadas a través del Atlántico, llegó a más de 40.000 al año. Viajaban en condiciones inhumanas, y muchos fallecían en el trayecto debido al hacinamiento y al hambre.

Alimentos y especias

A medida que avanzaban las exploraciones, los europeos se encontraban con especies desconocidas y se percataban de que muchas de las suyas no existían en América.
Algunos alimentos originales del nuevo continente eran: el maíz, la mandioca, las papas o patatas, los camotes, los calabacines, los frijoles, los tomates, el pimiento rojo y verde, las piñas, las semillas de girasol.
También había otras menos saludables… Colón vio a los indígenas chupando unas hojas enrolladas y encendidas: era tabaco. Transcurridos 100 años, muchos europeos habían empezado también a fumarlo.
Para los españoles, el trópico era deslumbrante por su belleza, su opulenta flora y fauna, y su clima. Ellos trajeron cerdos, vacas y cabras, que se multiplicaron rápidamente, lejos de las infecciones y con pastos vírgenes. También se aclimataron -aunque no tan bien al principio- ovejas, caballos, aves de corral y perros.
Este fue el comienzo de un cambio en la fauna americana, que permitiría a los habitantes de esta tierra mejorar su dieta en proteínas.
No se tuvo tanto éxito con los vegetales. Algunas especies se desarrollaron sin problemas, pero -en un comienzo- el cultivo de la vid, el olivo y los cereales fracasó. Esto fue una gran dificultad para un pueblo que basaba su dieta en el pan de trigo, la aceituna, el vino y otros productos mediterráneos.