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¿Qué tienen en común las células y organelos? Cuando hablamos de la célula nos estamos refiriendo a la unidad básica y fundamental de los seres vivos. En tanto, un organelo es una estructura que se encuentra dentro de una célula.  

Si tuviéramos que hacer un parangón, diríamos que así como un ladrillo es lo más importante en la muralla, así lo es también la célula en toda estructura animal o vegetal. En otras palabras, una célula es la base de la vida. 

Esta unidad básica posee una morfología bien definida y es tan completa que es capaz no sólo de reproducirse sino también de metabolizarse, crecer y diferenciarse.  

Las células no son todas iguales y varían según el reino al que pertenecen, especie, forma, función y tamaño.  

Las hay esféricas, cilíndricas, cúbicas, prismáticas, fusiformes, entre otros, e incluso algunas pueden modificar su forma, como los leucocitos. 

¿Y los organelos? Existen distintos tipos de organelos, los cuales también reciben el nombre de vesículas.

Estos tienen la función de compartimentar todas las funciones que se cumplen dentro de una célula. 

Células y organelos

Células y organelos

En palabras simples, una célula realiza diversas funciones complejas. Por su parte, un organelo es una subunidad al interior de una célula que cumple una función específica. 

Si dejáramos una célula en un medio líquido óptimo, adoptaría la forma esférica, la cual se considera el modelo primario, ya que de ella derivan otras formas de pendiendo de la presión de células adyacentes, acciones externas o engrosamiento de la membrana plasmática. 

También en su funcionalidad las células se diferencian según el objetivo que cumplen, ya sea participando como parte integrante de un tejido u órgano o en forma independiente.  

Por ejemplo, la célula epitelial, que forma parte del tejido epitelial, participa en conjunto, en protección, elaboración v recubriendo superficies. 

La célula nerviosa o neurona, difiere relativamente en su funcionalidad de las otras células, ya que puede ser una unidad funcional. Es decir, por sí sola cumple con recibir y transmitir impulsos a través del sistema nervioso.  

Su capacidad funcional la obtiene de su estructura, ya que posee prolongaciones especializadas como dendritas y axón, que sirven para este propósito de la comunicación nerviosa. 

Como decíamos antes, esta unidad básica varía también en tamaño. La neurona, por ejemplo, puede medir entre seis micrones y más de un metro de largo. La célula epitelial mide 30 micrones. 

Los eritrocitos glóbulos rojos, 7,5; las fibras musculares, 100, y los oocitos, 200, que es una de las células más grandes. 

Células procariotas y eucariotas 

Los biólogos han clasificado las células en dos grandes grupos: procariotas y eucariotas.  

Las primeras no tienen compartimentalización membranosa interna; su material hereditario está disperso en el protoplasma, y su composición química cromosómica es esencialmente ADN. 

Las eucariotas son células en las cuales el núcleo está separado del citoplasma por una membrana. Esto indica una alta organización y especialidad.

Estas células pertenecen a los organismos superiores y en algunos microorganismos. 

Células y organelos