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Durante los años sesenta, con el minimal art o minimalismo, las figuras se redujeron a formas simples y modulares, que se repiten.

Los principales representantes de este estilo son los estadounidenses Donald Judd (1928-1994) y Sol LeWitt.

Mientras Judd trabajó formas sólidas, como en «Sin título» (1965), LeWitt, quien además es pionero del arte conceptual, creó espacios huecos cuadrados definidos por delgados contornos de aluminio, como en «Cubo modular en nueve partes» (1977).

El arte conceptual, de gran importancia durante la década de 1970, estuvo muy influido por la obra y escritos de Duchamp. Su propósito es expresar estéticamente las ideas del artista. En muchos casos se prescinde de grandes obras y se utiliza la performance -combinación de elementos como el teatro, la música y las artes visuales-. Es más importante la idea en que se basa la obra, que la obra misma. El artista elabora una hipótesis que el espectador puede o no entender.

El artista conceptual contemporáneo de mayor influencia es el alemán Joseph Beuys (1921-1986), quien en su obra satiriza a la sociedad alemana de posguerra. Este veía en el arte un medio para el cambio social y político, y creía que los materiales corrientes, como el fieltro y la grasa animal, podían adquirir un intenso poder de curación. Atribuía al artista una función paralela a la del chamán, como catalizador de la energía de los objetos, para darles nuevos poderes y nuevos significados.