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El término nación deriva del latín natio, que significa pueblo, raza o clase. 

En su sentido más amplio, la nación puede definirse como un grupo humano vinculado estrechamente entre sí por lazos de sangre, origen, raza y, también, por aquellos vínculos espirituales como la religión, la lengua, la historia. 

Ahora bien, cuando esta estructura alcanza una forma superior y se da un orden social, político, jurídico y económico, se habla de Estado, que es la estructura de poder que se asienta sobre un determinado territorio y población. 

Su objetivo principal es el bien común, que consiste en crear las condiciones de crecimiento e igualdad de oportunidades para que todas las personas que integran la nación alcancen el mejor nivel de bienestar posible.

El estado se compone de cuatro elementos fundamentales, que son la población, el territorio, la soberanía y el conjunto de normas. Veamos ahora cómo se define cada uno de ellos:

– La población se refiere al conjunto de personas que poseen la calidad de ciudadanos por vivir y actuar en un determinado territorio. Conforman una agrupación con identidad y sentido de unidad y de futuro. 

– El territorio es el espacio geográfico terrestre, marítimo y aéreo, y el territorio legal conformado por los espacios que el Estado posee más allá de sus fronteras, como es el caso de las embajadas, los aviones y los barcos, tanto de guerra como comerciales o mercantes. 

– La soberanía es uno de los factores constituyentes más importantes del Estado. Este concepto se refiere a la capacidad del Estado de tomar decisiones y hacerlas ejecutar dentro del territorio que le es propio, así como también de establecer relaciones de igualdad jurídica con otros estados de la comunidad internacional de la cual forma parte. La soberanía posee cinco características principales: es exclusiva, independiente, inalienable, indivisible e imprescindible. 

– El conjunto de normas se refiere a un cuerpo legal que regula el accionar de los individuos que componen la población. La norma es una regla a la que se debe ajustar una acción o conducta, que manda, permite y prohíbe, y que está orientada desde un valor.

Las primeras aproximaciones del Estado

En las sociedades primitivas, el poder social se distribuía de forma escalonada a partir de los consejos de ancianos y de las estructuras tribales. Por lo mismo, las relaciones entre los miembros de la sociedad eran de tipo personal y la cohesión del grupo por lo general tenía su base en la religión y los ritos sociales.

Con el surgimiento de la agricultura, que trajo consigo la aparición de la distribución de la tierra, la sociedad favoreció la aparición de la propiedad privada, los derechos hereditarios y, posteriormente, de la familia patriarcal, en la que la descendencia debía asegurarse mediante el vínculo matrimonial monogámico.

Los primeros estados, como Egipto, Mesopotamia, China, India o Mesoamérica, surgieron principalmente como delegación del poder social en una estructura política capaz de asegurar el derecho de propiedad frente a los competidores; y por otro lado, como una organización destinada a hacer posible la realización de trabajos colectivos.

Estos primeros estados se caracterizaron por el ejercicio absoluto del poder y por ser de carácter teocrático; es decir, los monarcas se identificaban con la divinidad. Por consiguiente, el poder tenía una justificación divina.

Tipos de normas

Las normas pueden ser muy variadas, aunque básicamente se distinguen cuatro tipos:

– Normas sociales: regulan las formas de relacionarnos y nuestras costumbres. Por ejemplo, la manera de saludar.

Normas éticas o morales: son las que exigen ciertas conductas en relación con los valores que impone la sociedad, y que permiten elaborar una concepción sobre las actitudes positivas y negativas. Por ejemplo, ayudar a quien lo necesita.

– Normas religiosas: regulan la conducta de acuerdo a los principios de una religión. Por ejemplo, amar al prójimo.

– Normas jurídicas: garantizan la convivencia en la sociedad y tienen carácter obligatorio, por lo que se puede forzar a que se cumplan. Por ejemplo, respetar la señalización del tránsito.

Clasificación del estado

Ya te contamos que el Estado está al servicio del hombre y tiene como fin la promoción del bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones necesarias que permitan a todos los ciudadanos alcanzar su realización espiritual y material. El Estado puede adoptar distintas denominaciones, según se clasifique teniendo como referencia su estructura y su soberanía. De acuerdo a su estructura se divide en: simple o unitario y federal o compuesto.

El Estado simple o unitario es aquel donde existe solo un centro de poder, ejercido a través de órganos encargados de diferentes funciones. Las personas obedecen a una sola Constitución y la organización política abarca a todo el territorio nacional. La administración puede ser ejercida de manera centralizada o descentralizada, entendiendo por esta última, la forma que tiene el Estado de hacer más eficiente su funcionamiento. Ejemplo: Chile. Con el mismo fin, a veces se otorga personalidad jurídica y atribuciones expresadas en la ley, con patrimonio y responsabilidad propia a organismos involucrados indirectamente con el poder central (empresas del Estado).

El Estado federal reconoce varias fuentes originarias de poder político, debido a su descentralización administrativa y política: una que corresponde al gobierno central y otra que es propia de los gobiernos regionales, actuando de forma coordinada pero independiente cada uno. Ejemplo: Estados Unidos.

De acuerdo a su soberanía se divide en: vasallo, protectorado, y estado independiente.

El estado vasallo es aquel que se encuentra sometido a otro estado. Un claro ejemplo, fue la India que hasta su independencia se encontraban bajo dominio inglés.

El protectorado es la situación de un estado que está bajo la protección de otro estado, especialmente para todo aquello que concierne a relaciones internacionales y seguridad. Ejemplo de ello es Puerto Rico y las Guayanas.

El estado independiente es un estado cuyo gobierno no está sometido al control de ningún otro estado. Un ejemplo de esto es Chile.

Los poderes del Estado

El Estado cumple sus objetivos de ordenación jurídica y satisfacción de las necesidades públicas a través de la labor que desarrollan los tres poderes en que se encuentra dividido: ejecutivo, legislativo y judicial.

El Poder Ejecutivo es el encargado de administrar el Estado, y según si el régimen de gobierno del país es presidencialista o parlamentario, se compone de diferentes organismos o personas. En un régimen presidencialista el poder ejecutivo se encuentra en manos del Presidente de la República. En un régimen parlamentario, el poder ejecutivo es ejercido por un monarca o presidente de la República que cumple la función de Jefe de Estado, y por un Primer Ministro que preside el gobierno.

En Chile, para ser elegido Presidente de la República se requiere haber nacido en territorio nacional, tener 40 años de edad cumplidos y poseer condiciones de ciudadano con derecho a sufragio.

El Poder Legislativo es el encargado de la elaboración de las leyes que rigen la Nación. Actúa a través del Parlamento o Congreso Nacional, que en Chile se encuentra compuesto por dos cámaras: la Cámara de Diputados y el Senado. En nuestro país los miembros tanto de la Cámara de Diputados como del Senado son elegidos a través de las elecciones por los ciudadanos que tienen derecho a voto.

En una democracia, el Poder Judicial tal como ocurre con los poderes Legislativo y Judicial, está dotado de autonomía e independencia. Tiene como misión esencial administrar justicia, estableciendo lo que es justo para cada caso en particular que le toca conocer y fallar, dentro del ámbito de su competencia y de acuerdo a los preceptos legales vigentes.

El máximo tribunal en nuestro país que representa al Poder Judicial es la Corte Suprema.

Así como en Chile el poder legislativo está en manos del Congreso, en Inglaterra lo ejerce el Parlamento formado por la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores.

Montesquieu y Rousseau

Las ideas de Charles Montesquieu (1689-1755) y Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) en Francia, son fundamentales a la hora de analizar los poderes que rigen el Estado. Montesquieu hizo una dura crítica a todo intento por mantener la totalidad del poder en manos de una institución o una sola persona. De esta manera, dio formas precisas a la teoría del gobierno democrático, con la separación de los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, como mecanismo de control recíproco entre los mismos, acabando con la concentración del poder en una misma persona y los consecuentes abusos que históricamente había producido el poder del monarca.

Por su parte, Rousseau en su obra El contrato socialpostuló que el gobierno debía ser producto de un contrato aceptado libremente por los ciudadanos, y que la soberanía no habría de ser ejercida por un monarca sino que por los propios ciudadanos. De esta forma, la sociedad se hallaría regida por las leyes emanadas de la voluntad general.