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Gran parte de la vida y cultura de los aztecas se hallaban determinadas por sus creencias religiosas, algunas de las cuales adoptaron de sus vecinos o de los pueblos sometidos. Conoce cuáles fueron los aspectos centrales de la vida y cultura azteca.

Uno de los antecedentes más relevantes es que la civilización azteca tiene sus orígenes en el noreste de América, donde comenzó la creación de un imperio en México, a contar del siglo XV.

Arte y arquitectura de los aztecas

Seguramente, estas dos expresiones debieron ser en los aztecas mucho más de lo que hoy se conoce, pero la fiebre por el oro de los españoles, la brutal guerra de conquista y la extirpación de las idolatrías por parte del catolicismo, arrasaron con buena parte del patrimonio cultural de esta civilización.

El estilo azteca en el arte y la arquitectura estaba determinado por la inspiración religiosa. Así, por ejemplo, en lo que respecta a la arquitectura -que solo se conoce por los restos que han sobrevivido-, sus edificaciones más representativas son los templos-pirámides.

Estos, que siguieron las tradiciones constructivas de los mayas, mostraban una estructura escalonada, con un templo o conjunto de templos en su cima truncada (no en punta como las egipcias). En cuanto a sus ciudades, se conocen algunas características de la más importante, Tenochtitlán.

Así, según cronistas españoles y los restos encontrados de su Templo Mayor, se sabe que constaba de grandes avenidas, canales navegables, chinampas, un gran mercado, varios barrios y altas pirámides. Esta habría sido posiblemente la mayor ciudad del mundo en su época.

Pirámide azteca. Foto: Pixabay
Pirámide azteca. Foto: Pixabay

Los aztecas fueron hábiles escultores y en sus obras plasmaban el simbolismo religioso, como la «Coatlicue» (de 2,5 metros de alto) y la «Piedra del sol» (calendario azteca en bajorrelieve) o naturalistas (animales, tales como saltamontes, coyotes, etc.).

Como artesanos, los aztecas también se destacaron en la orfebrería (joyas y máscaras), los tejidos, los mosaicos, el tallado de piedra y la plumería (penachos, trajes y escudos de plumas de aves exóticas).

Dentro de la pintura se distingue la de los códices (manuscritos pictográficos hechos sobre piel animal, tela y papel), que eran confeccionados por expertos escribas llamados tlacuiloani.

Ciencia y Educación azteca

Los aztecas, al igual que los mayas, desarrollaron un calendario basado y perfeccionado del inventado por los olmeca (heredado por mayas, zapoteca, entre otros pueblos).

Los aztecas tenían dos calendarios, uno era el civil o solar de 365 días y el otro, el místico o adivinatorio de 260 días (Tonalpahualli). La combinación de ambos producía siglos de 52 años de duración.

Calendario azteca. Foto: Pixabay
Calendario azteca. Foto: Pixabay

Este pueblo también destacó por sus prácticas empíricas de medicina (o Ticiotl) y del uso de plantas medicinales, ambas mezcladas, eso sí, con la magia y el chamanismo.

La educación era muy estricta y se impartía desde los primeros años. A los hombres se les inculcaba la vocación militar. Así, desde pequeños se les formaba para ser hombres fuertes y el recurso de los castigos corporales no era infrecuente, por ejemplo: arañar al niño con espinas de cacto u oler vapor de ajíes quemados.

Cuando los niños cumplían 15 años se confiaba su enseñanza a un templo o un colegio guerrero en que se les inculcaban valores (verdad, justicia, deber, etc.) y habilidades como el canto y el baile y conocimientos sobre religión, historia, matemáticas, interpretación de los códices, entre otros.

A las mujeres se les instaba a cuidar de sus modales y realizar todos los quehaceres domésticos (moler y preparar alimentos, hilar el algodón, etc.)

Aunque los aztecas conocían un tipo de escritura jeroglífica, la transmisión de su cultura se realizó principalmente de forma oral. La educación se impartía en dos instituciones, el telpohcalli, para los plebeyos, y el calmécac, para los nobles.

Los aztecas se destacaron por el desarrollo de las ciencias como la astronomía y las matemáticas, en donde incluso desarrollaron un sistema vigesimal. La arquitectura azteca solo se reconoce por los restos que sobrevivieron de las destrucciones hechas por los españoles.

Las edificaciones más características son los templos de estructura piramidal. Su escultura fue de tipo naturalista y simbólica y su artesanía destacaba por la pintura de códices (manuscritos), la orfebrería de piedras semipreciosas, los tejidos y los trabajos con plumas.

La pintura, literatura y música

Fuera de la arquitectura, los aztecas destacaron en prácticamente todas las demás artes, como en el caso de la pintura, donde el escriba azteca ostentaba el título de pintor. De hecho, los manuscritos jeroglíficos y pictográficos, se refirieran a los más diversos temas, eran recopilaciones de imágenes, secuencias de cuadros cuidadosamente dibujados y coloreados. Los códices (manuscritos antiguos) aztecas muestran influencias mixteca y de la zona mixteca-puebla.

Es imposible separar a la literatura de la música en la cultura azteca, como sus propias palabras lo demuestran: cuicatl significaba canto y poema.

El náhuatl era la lengua que usaban los aztecas y, por su agilidad y riqueza, se prestaba perfectamente tanto para la descripción de acontecimientos como para registrar ideas abstractas o elaborar largos discursos salpicados de imágenes y sentencias, a las que los mexicanos eran muy entusiastas.

¿Qué era la felicidad para los aztecas? Según expertos e investigadores, para los aztecas tener una buena vida y ser feliz no estaban 100% vinculados. Algo que puede resultar extraño para nuestra cultura.

«Lo que querían decir es que, a pesar de tener las mejores intenciones, nuestra vida en la tierra es una en la que las personas son propensas al error, propensas al fracaso en sus objetivos y propensas a ‘caer’, como si estuvieran en el barro», detalla Lynn Sebastian Purcell, profesor asociado de filosofía en la Universidad de Nueva York, de Estados Unidos.

Los tributos

Estos fueron la base de la riqueza del imperio. La mayoría de las ciudades los pagaban varias veces al año y su variedad y cantidad era grande. Entre los productos tributados estaban: los cereales, el cacao, los tejidos, etc.